Dicen que el de hoy será un día histórico para la política vasca. Llevan más de dos meses confeccionando el atrezo y sólo queda la puesta en escena. Todos, salvo los excluidos, representarán su papel en la función, bajo una premisa principal: legitimación.

Hoy cierran el círculo de las ilegalizaciones, instalando el apartheid como norma a regir en todos los marcos dependientes de esa Constitución española que este país rechazó. Incluso la rojigualda ha sido impuesta a tiempo en todas las balconadas.

Francisco estará exultante. Y aunque se ponga taciturno intentando descifrar lo poco que leerá en euskara, siempre podrá contar con la sonrisa amiga de la que presidirá la nueva Cámara; ésa que reniega de una lengua ancestral como si de un triste preservativo se tratase.

Dicen que los nuevos inquilinos encontrarán los cajones vacíos. Por algún casual puede que se conserve el acuse de recibo de los 100.000 euros liquidados por González de Txabarri y que por arte de magia no hallan en Gipuzkoa. Y como defienden el copy-left, si en el despacho de Balza encuentran el vídeo de la incomunicación de Castro, las sesiones veraniegas de películas al aire libre puede que se adelanten. Seguro que Ares no escatima gastos con las pantallas gigantes. Seguro.

Idas y venidas se dejarán notar, también a partir de hoy, por las redacciones de EiTB que, aun siendo difícil, durante estas semanas ha abonado todavía más la línea editorial para que sirva de alfombra roja. El viraje ya era difícil incluso en tiempos del pirata Morgan, aunque está visto que en este país son mayoría los náufragos con patente de corso del Gobierno.

Quizás sea por eso que después del Día Internacional de la Libertad de Prensa nadie se acuerde de que Madrid mantiene presos a periodistas vascos e incluso la palabra de este país; el último desde el jueves, junto a varios condenados del 18/98.

Innegable es que cambio, haberlo haylo, aunque sea de cromos. E impagable será ver a jeltzales haciendo oposición. Pero un tongo sigue sonando a fraude, aunque del Ebro para abajo todo se pueda maquillar. Pero este pequeño país no es Spain...