Los barrios de Saint Etienne se renuevan para restaurar la imagen de la zona más impopular de Baiona
Los edificios de los barrios situados en el norte de Baiona, Saint Etienne, están siendo objeto de una renovación coordinada entre diferentes instituciones públicas. La zona llamada «popular», cuenta con los mayores índices de impopularidad de la ciudad.
Idoia ERASO
La ZUP o los Altos de Santa Cruz de Baiona, está compuesta principalmente por los enormes edificios blancos que se ven a lo alto de la ciudad, y que fueron concebidos por el famoso arquitecto Marcel Breuer. Estos edificios son hoy en día la bandera de una zona de la ciudad que no aparece en las guías turísticas. Unas torres de doce pisos que se sitúan en los barrios obreros en la zona denominada Saint Etienne. El consistorio quiere atraer la atención sobre el complejo arquitectural, y ha declarado el 2009 como año Breuer, para lo que se han organizado diferentes actividades como charlas o la exposición ZUP 2 en el Cuadrado Bonnat.
La ZUP o Zona Urbana Popular de Baiona hace tiempo que perdió su popularidad. La finalidad del proyecto de renovación es luchar contra la discriminación urbana y social, revalorizando la imagen del barrio situado en una «Zona Urbana Sensible». Entorno en el que viven 8.000 personas; cerca de 6.000 de ellas residen en viviendas sociales. Son estos pisos sociales los que van a ser restaurados o sustituidos por viviendas nuevas, junto con el equipamiento urbano, en el marco del plan de la Agencia Nacional Renovación Urbana (ANRU) que establece las ayudas para la reforma de la ciudad.
«Cuando se creó hace cuarenta años nos conocíamos todos, había ambiente familiar. Pero desde hace veinte años se ha convertido en un barrio con muy mal ambiente» declaró Sylvie, que lleva viviendo en el edificio Breuer desde que se construió. La impopularidad se exitende más allá de las calles del barrio, tal y como muestra el hecho de que la mayoría de las peticiones para una vivienda social en Baiona incluyen la restricción para la zona alta de la ciudad. Incluso Geremy, con sólo diez años, que acude de forma asidua al barrio, declaró enérgicamente: «Yo no viviría aquí, aquí no quiero».
Ya lo dice el refrán: «Todo depende del color del cristal con el que se mira». Allalá, sin embargo, afirma que «aquí se está muy bien, si se compara con la situación de otros barrios populares de otras ciudades, como París o Lyon». Dalila también subrayó las cualidades del lugar: «Todo está cerca, aunque no tengas coche se puede coger el autobús. Además mi familia también vive aquí».
También están los que ofrecen una visión más panorámica como María, que regenta el quiosco y la casa de apuestas del barrio: «Llevo viviendo aquí 34 años, no me iría a vivir a ningún otro lugar», señala.
Opiniones aparte, la condición de los edificios de los Altos de Santa Cruz estaba muy degradada, ya que muchos de ellos no han sido renovados desde su construcción en 1971. La instalación eléctrica, que acaba de ser renovada, era también arcaíca. «Desde que han arreglado la electricidad estamos mucho mejor. También nos han cambiado la puerta de entrada, y ahora tenemos una puerta blindada con tres candados», declaró Silvie. María también informó de que varios técnicos han acudido a su tienda para tomar medidas, ya que el traslado de los comercios está previsto dentro del plan de renovación, en el que se prevé reunir todos los negocios en una misma zona.
Estas semanas se están instalando los andamios para renovar las fachadas de la obra de Breuer, ya que a finales de año, el complejo arquitectural, que consta de siete edificios, se inscribirá dentro del inventario del patrimonio arquitectural del siglo XX. Los inquilinos de la ZUP confirman que, si se deja de lado el ambiente del barrio, las condiciones de vida en los apartamentos son muy buenas. «Tenemos luz por la mañana en un lado y por la tarde en el otro. Nosotros no nos tenemos que ocupar de nada, no pagamos más que el alquiler» explicó Sylvie.
Estos son tan solo algunos de los cambios que están en proceso de desarrollo. También están previstos una piscina, una Casa de Empleo, una guardería o una sala de fiestas para los ciudadanos. Algunos de los habitantes del barrio son bastante escépticos en lo que se refiere a las instalaciones colectivas: «Dicen que van a hacer una piscina ahí abajo. Ya la pueden cuidar bien, porque si es como el resto de las cosas que se han hecho hasta ahora no va a durar mucho» afirmó Pierrette. Para ilustrar su escepticismo la ciudadana que lleva viviendo en el barrio más de quince años relató lo ocurrido con varias de las instalaciones: «En frente de los portales pusieron algunos juegos para los niños, pero los jóvenes se juntaban ahí y lo llenaban todo de botellas rotas. El ayuntamiento los quitó y puso unos arbolitos, pero como la gente tiraba las basuras por las ventanas los tuvieron que quitar. Al final lo han llenado todo de cemento y no hay nada».
Cámaras de vigilancia
Cuando se habla de la problemática social del barrio pocas veces se hace referencia a la realidad cotidiana del barrio. Marie denunció claramente la situación: «Aquí vienen todos los días jóvenes a beber y a drogarse. Algunos son del barrio, pero muchos vienen desde otros barrios porque saben que aquí pueden hacer lo que quieran. Ese grupo que está ahora allí no son de aquí», declaró señalando un grupo de ocho adolescentes. Varios vecinos protestan por el hecho de que la policía municipal pase en coche por el lado que da a la carretera, pero que nunca se acercan al lado de los jardines por donde pasean los residentes.
Sobre la presencia de estos jóvenes, las opiniones también difieren. «A algunas personas les da miedo salir de casa por las noches, sobre todo los fines de semana», declaró Silvie. María, por el contrario, aseguró que «hay gente que se queja, pero si les dejas en paz ellos también te dejan en paz».
Allalá hizo referencia a las cámaras de seguridad que se encuentran fijados en lo alto de todos los edificios de la ZUP. «Hace unos años el ambiente sí estuvo bastante caliente por aquí, pero desde que instalaron las cámaras de seguridad la cosa se ha calmado bastante».
La limpieza es otro de los temas sensibles en el barrio. «La gente tira cosas por la ventana. Hace unas semanas alguien tiró una bolsa de basura por la ventana y casi me da», contó Pierrette. Los servicios de limpieza del ayuntamiento acuden a diario a los barrios a limpiar las calles, pero todos los días se pueden ver restos, especialmente durante los fines de semana.