Uno puede protestar, plantarse, convocar una huelga, realizar una sentada... O apretar los dientes y ganar. Ésa fue la fórmula que utilizaron para reivindicarse los jugadores con los que menos ha contado Joaquín Caparrós esta temporada. Aprovechar su oportunidad, convirtiendo un encuentro al que la familia rojiblanca no había dedicado prácticamente un segundo de atención, en una victoria.

Y no fue un triunfo cualquiera. Con los tres puntos sumados ante el Betis, los rojiblancos alcanzan los 44 que no permiten todavía hablar de permanencia matemática, pero que se pueden calificar de definitivos. Más aún teniendo en cuenta que la victoria llegó ante uno de los equipos que persiguen al Athletic en la clasificación. Un Betis al que los bilbaínos, con sólo tres jornadas por delante, aventajan ya en siete puntos a los que hay que añadir, como sucediera la semana pasada con el Sporting, el golaverage favorable. Un triunfo, en definitiva, que deja los deberes ligueros cumplidos de sobra a cuatro días de la cita de Mestalla.

Ese último empujón llegó, ya está dicho, llegó en forma de reivindicación. No en vano Joaquín Caparrós, tal y como estaba previsto, alineó un once repleto de «suplentes», bien porque proceden del filial -Eneko Bóveda disputó su primer encuentro como titular-, bien porque han perdido protagonismo en las últimas semanas en favor de otros compañeros -Balenziaga, Ion Vélez-, bien porque no disfrutan de la confianza de Joaquín Caparrós. La única excepción, también prevista, llegó de manos de David López, ante el temor de que el parón de las dos últimas semanas pueda pasarle factura el miércoles. De todos los que estuvieron ayer sobre el césped, el riojano es, probablemente, el único -además de Amorebieta y Toquero, que saltaron en la segunda parte- el único que repetirá en Mestalla.

Muchos de los que le acompañaron ante el Betis ni siquiera entrarán en la convocatoria aunque, quién sabe, al menos su actuación frente al Betis puede servirles para tener más oportunidades de ahora en adelante.

Porque lo hicieron francamente bien. Tampoco se puede obviar que se enfrentaron a un equipo con muy mala pinta. De poco le ha servido el relevo en el banquillo a un Betis que, con la de ayer, acumula cuatro derrotas consecutivas y va a tener que sudar tinta en las próximas jornadas para lograr la permanencia. Ayer se mostró muy romo y prácticamente huérfano de ideas, ante un Athletic al que le bastaron trabajo y concentración para hacerse con los tres puntos.

También algo de acierto, siempre imprescindible. Concretamente, el que necesitó Ion Vélez -objeto, a las primeras de cambio, de un penalti que el árbitro transformó en falta del delantero- para firmar el 1-0, a los veinte minutos, al culminar una buena jugada de Garmendia y Muñoz. También el que acompañó a Armando para lucirse en las dos ocasiones más claras del Betis, en los minutos previos al descanso: un remate a bocajarro de Oliveira y un mano a mano con Emaná.

Tampoco se acercó demasiado en el segundo tiempo un Betis, cuya imagen no mejoró ni con los cambios. El Athletic mantuvo su ventaja sin excesivos apuros, amagó con la sentencia en alguna contra y sólo sufrió con un par de acciones en las que Amorebieta y Toquero pudieron haber salido malparados.