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Maite SOROA | msoroa@gara.net

¿Es el fin de España?

Mayor Oreja dijo aquello tan celebrado de la «extraordinaria placidez» con que se vivió el franquismo en Euskal Herria y hora en «La Razón» le han salido serios competidores.

José Muñoz Clares, en su columna, nos contaba el cuento de la buena pipa. No se lo pierdan, porque no tiene desperdicio: «No todos los vascos son iguales, ni mucho menos. Por eso han botado a Ibarreche con su PNV y votaron masivamente a los partidos llamados nacionales (españoles) que se han aliado para dar a los gudaris el mayor disgusto de su vida: el País Vasco gobernado por un español, ¿dónde se ha visto eso? Pues hasta hace treinta años se veía a diario y nadie se rasgaba las vestiduras». ¡Ya sabemos perfectamente lo que pasaba a quienes protestaban!

Pero no le parece suficiente al fachendoso y la emprende con el ya desaparecido Juan José Ibarretxe: «Ibarreche es mucho Ibarreche como para irse a su casa sin persistir en sus locuras identitarias y decisionistas. Lo peor vendrá cuando ETA, los dioses no lo permitan, consiga acertar con uno de sus atentados y resulte que el siniestro Spock salga diciendo que él entiende a los muchachos: es que un español ha profanado Ajuria Enea y eso los pone rabiosos». Yo creo que este tío debería dejar de consumir esas sustancias tan raras.

Lo que le quita el sueño a Muñoz Calres es la evidente descomposición que padece la patria de Isabel y Fernando. Por eso insiste en que «es preciso tener en cuenta el ejemplo vasco por si los iluminados del gobierno y de la oposición acaban entendiendo que es preciso un gran pacto de Estado para sacar a España del desastre en que está y cambiar la Constitución en lo que sea preciso para evitar que gobierno tras gobierno sigan engordando las arcas periféricas en detrimento de las centrales. Treinta años se ha permitido el juego nacionalista y aún tenemos pendiente el fallo del constitucional (¿pero sigue existiendo un tribunal con ese nombre?) sobre el estatuto catalán, que supone la puntilla de facto a la constitución. ¿Será ese el fin de España? El ejemplo vasco parece que dice que no».

Pues ya me quedo mucho más tranquila.

 

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