Ana Azúa Madre de preso político vasco
Sobre la dispersión y ayudas a los familiares de las personas presas
¿Por qué no se ha impulsado la iniciativa para que la institución foral conceda ayudas a familiares de presos que se encuentran dispersados de una forma más efectiva dentro del propio Gobierno de la Diputación?
Bien sabemos que algunos nos utilizan para castigar a nuestros familiares presos por su compromiso y firmeza. Somos conscientes de que otros nos usan como arma arrojadiza en sus peleas y debates para manipular la opinión de la sociedad en su propio beneficio. Pero resulta especialmente hiriente que alguien que se presenta como sensible a nuestros problemas pretenda también esta utilización. Me refiero a una iniciativa presentada por Aralar en las Juntas Generales de Araba para que la institución foral conceda ayudas a familiares de presos que se encuentran dispersados.
Soy madre de un preso político vasco y familiar de la última víctima de la dispersión, muerta, como tantos otros, cuando viajaba a visitar a un ser querido.
Mucho se está hablando últimamente de las ayudas económicas que recibimos del Gobierno Vasco y, sinceramente, cuando ponemos en la misma balanza estas ayudas y los verdaderos efectos de la dispersión, estas ayudas suenan a ridículo y a lavado de cara.
Toda ayuda es necesaria, el coste económico es una verdadera sangría para las familias, un castigo añadido. Pero la consecuencia más grave de la dispersión son los 16 familiares y amigos muertos en la carretera y los 22 presos y presas políticos vascos muertos a causa del agravamiento de las condiciones de vida que ha supuesto esta criminal política penitenciaria.
Me cuesta mucho hablar de dinero cuando Harri, un niño de 5 años, tiene que viajar mas de 3.000 kilómetros cada mes para poder abrazar a sus padres, ambos encarcelados y a los que se les ha denegado el derecho a cumplir condena en la misma prisión, y de esta manera que su hijo pueda estar con los dos al mismo tiempo.
Me cuesta mucho hablar de dinero cuando pienso en éstas y otras consecuencias de tan infame política, pero hablemos de dinero. El gasto que la dispersión genera a las familias es enorme. El gasto medio que cada familia tiene que soportar es de unos 19.600 euros anuales, más de 370 euros a la semana. Es decir, que la ayuda económica que el Gobierno de la CAV ha dado este ultimo año a algunos familiares apenas llegaría para sufragar uno de estos viajes. Eso sí, sirven para hacer mucha demagogia.
Nos parece necesario que este debate esté en la calle y vaya a las instituciones, pero ¿por qué Aralar no ha hablado antes con nosotros? Tendríamos mucho que asesorarle al respecto. Y, por otra parte, ¿por qué presentar una iniciativa que de antemano no va a prosperar, puesto que PSOE y PP tienen mayoría en las Juntas Generales? Teniendo en cuenta que Aralar forma parte del actual Gobierno de la Diputación Foral de Araba, ¿por qué no se ha impulsado esta iniciativa de una forma más efectiva dentro del propio Gobierno de la Diputación? Quizás será para que les digan que no y así quedarse tan tranquilos, sin hacer nada. Por favor, con nosotros no se juega, estamos hablando de cosas muy serias.
Me llama la atención esta iniciativa y la forma en la que se ha presentado. Me parece muy sospechoso, más bien parece un intento mediático y demagógico de presentarse ante determinados sectores de la sociedad como defensores de los familiares de las presas y presos políticos vascos y sensibles a nuestros problemas. Agradecemos todas las ayudas, pero las queremos sinceras y desinteresadas.
Sin más, mi agradecimiento a todas y todos aquellos que se preocupan por nosotros y nuestros familiares presos, y a los que cada semana recorren las carreteras españolas y francesas hasta el último rincón. Eskerrik asko.