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El Metropolitan celebra el centenario de Francis Bacon con una gran exposición

Con una exposición de más de sesenta cuadros, algunos de ellos nunca vistos en público -del británico Francis Bacon (1909-1992)- el museo Metropolitan de Nueva York celebra el centenario del nacimiento de uno de los artistas más destacados del siglo XX. Al igual que otros grandes pintores figurativos de su tiempo -como el francés Balthus, el español Antonio López o su amigo Lucian Freud-, el suyo fue un camino solitario.
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GARA | NUEVA YORK

«Francis Bacon: A Centenary Retrospective» es el título bajo el que se pueden ver hasta el 16 de agosto buena parte de los trabajos más significativos de cada una de las épocas de este pintor (1909-1992) y con los que el museo quiere mostrar otras facetas de su trabajo artístico. En esta exposición, considerada por los responsables del museo como la «mayor realizada sobre Bacon en los últimos veinte años», se han reunido 65 pinturas de colecciones públicas y privadas de todo el mundo, que se complementan con material inédito y documentos sobre la trayectoria profesional del artista.

La retrospectiva se podrá ver únicamente en la institución neoyorquina, ya que no se llevará a otros museos de dentro o fuera de EEUU, indicó el Metropolitan. «Bacon es más convincente que nunca: a pesar del paso del tiempo, su pintura es fresca, urgente y misteriosa», dijo el responsable del departamento del museo sobre pintura moderna, Gary Tinterow, al tiempo que destacó lo que el británico representa para muchos jóvenes artistas. «Queríamos presentar el trabajo de Bacon a un nuevo público, que no ha tenido la oportunidad de ver mucho de su arte, al mismo tiempo que representábamos toda su carrera, desde una pintura de 1933 hasta otra de 1991», explica Ian Alteveer, investigador del museo.

Francis Bacon, un autodidacta, emergió como uno de los grandes talentos de la pintura británica en 1945, un puesto que conservó en los siguientes 45 años de su carrera, en la que se inclinó por mostrar emotivas representaciones del cuerpo humano que, para los expertos, son «de las más poderosas en la historia del arte». El artista estudió con atención las obras de los grandes maestros, como Miguel Angel (1475-1564), Rembrandt (1606-1669) o Pablo Picasso (1881-1973). La retrospectiva está planteada por orden cronológico y aborda su filosofía sobre la humanidad desde sus trabajos iniciales en la década de los cuarenta y los cincuenta. En aquella época su pintura se centró en reflejar las cualidades animales del hombre, «con obras que reflejaban bustos que gruñían o que daban una imagen patética y solitaria del ser humano», retratado a veces como una figura animal. Prueba de ello son sus cuadros «Head I» (1947-1948), «Study for a Portrait» (1953) o «Figures in a Landscape» (1956).

También se muestran numerosas versiones de los estudios icónicos de Bacon, realizados entre 1949 y 1953. Otro tema que le obsesionaba, la mortalidad, tal como aparece en sus últimos trípticos, «Tryptich» (1991), forma parte de la muestra. «En los sesenta, trabajando en un estilo clásico más suelto, colorido y expresivo, Bacon expuso el cuerpo humano en obras como «Lying Figure», de 1969, mientras que en la década siguiente su obra se volvió más «narrativa, autobiográfica», expresando también sus ideas sobre la violencia y las emociones como en «In Memory of George Dyer» (1971) y su «Triptych» (1981).

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