Los ganaderos critican los parches de Bruselas a la crisis del sector lácteo
«Un mal parche», así es como ven los campesinos europeos la iniciativa de Bruselas de adelantar el cobro de las ayudas al sector. Con el plan para eliminar las cuotas que regulan la producción de leche, no ven en ese adelanto una garantía para cobrar precios dignos y asegurar el futuro.
GARA
En medio de la crisis económica global y con la particular crisis que lleva años golpeando a agricultores y ganaderos, con descensos de los precios que cobran los productores de leche, el adelanto de las ayudas no tiene nada que ver con una solución. La Coordinadora Europea Vía Campesina, que agrupa a 28 organizaciones agrícolas de toda Europa, entre ellas EHNE, reaccionó rápidamente ante la intención de la comisaria de Agricultura, Mariann Fischer Boel, de trabajar para que sea posible anticipar mes y medio el 70% las ayudas comunitarias para los agricultores. «Ni siquiera son un mal parche. Esa solución no sirve porque de todas formas se trata de ayudas que ya les corresponden», afirmó la responsable del sector lácteo del Comité de la Coordinadora Europea Vía Campesina, Lidia Senra. Desde EHNE, la medida en sí no se rechaza de plano. «El adelanto de las ayudas en situación de crisis viene muy bien. Incluso estamos exigiendo a las administraciones autonómicas y territoriales que las adelanten», explica Joseba Aranzabal, vicepresidente de UAGA. Pero ésta no es la solución que espera el sector ganadero dado que a la vez se avanza en la eliminación de las cuotas. «Estamos totalmente en contra de la liberalización de las cuotas. La única herramienta que podemos tener ahora para defender nuestro sistema de producción son las cuotas», dice Aranzabal. Asimismo, señala que se trata de «un sistema arbitrario al que hasta ahora nos hemos tenido que adaptar, pero ahora es la única herramienta que tenemos para defender nuestro sistema de producción. Garantiza que no haya superproducción y unos precios que hacen viable nuestro sector».
Recuerda que incluso piden que se reduzcan aún más en estados miembros donde hay producciones excedentarias, de forma que la cuota global de la UE baje. «Supone precios estables que a corto y medio plazo garantizan la existencia de este sector y sobre todo de los modelos de producción que tenemos y defendemos», insiste Aranzabal. Pero el sector agrario, que lleva perdiendo cientos de explotaciones desde hace años, no tiene para Bruselas el mismo interés que otras industrias. Vía Campesina ha reclamado a la Comisión y a los estados que den marcha atrás en sus recientes decisiones de aumentar la producción de leche en un 1% anual hasta 2015, para eliminar en dicha fecha el sistema de cuotas vigentes en la UE. Demandan una respuesta rápida porque muchas explotaciones europeas están llegando a cerrar por el fuerte descenso de los precios de la leche y ya se están empezando a experimentar problemas de recogida por parte de las firmas distribuidoras. La organización agrícola reclama un control público de la producción y asegura que hay que reducir mucho más la cuota de producción permitida en el conjunto de Europa para garantizar un equilibrio entre la oferta y la demanda, así como garantizar la renta suficiente para los agricultores, de manera que sean capaces de cubrir sus costes de producción. La coordinadora europea pide un trato que beneficie a las pequeñas explotaciones y desaliente a las demasiado intensivas.
Desde Euskal Herria, EHNE coincide en que las cuotas «son necesarias pero que se tienen que reducir para adaptarla al consumo local». Para impulsar este consumo proponen eliminar las ayudas a la exportación, ya que provoca «sobreproducción y dumping». También critica como inadmisible la bajada de seis céntimos de euro impuesta por la industria al precio del litro de leche de vaca pagado a los ganaderos, a lo que se une que las explotaciones tengan que soportar unos precios ridículos para los terneros, que incluso en ocasiones no encuentran comprador a ningún precio. Esta imposición deja en una situación muy delicada a las explotaciones actuales, aquejadas por la fuerte carestía de los costes de producción.
Como contraste, los precios al consumo se mantienen o aumentan. Los precios que paga el consumidor por litro de leche varían entre los 54 y los 99 céntimos. Los ganaderos cobran entre 20 y 30 céntimos por litro. La producción cuesta entre 35 y 36 céntimos, según los sindicatos. «Esto quiere decir que las industrias lácteas y la distribución siguen incrementando su negocio a costa de quienes producen y consumen», una política de la que acusan también a la industria láctea vasca, apoyada con dinero público. Esto ha provocado que en 15 ó 20 años se haya pasado de 12.000 explotaciones a las 800 actuales.
Por ello, EHNE demanda al Gobierno de Lakua, al de Iruñea y a las diputaciones medidas para conseguir precios dignos para los ganaderos, por encima de los costes de producción y adecuados para los consumidores. Entre las medidas propuestas cabe destacar la creación de un Observatorio de Precios, mantener los precios de la leche en origen percibidos en enero, evitar el abuso de la industria láctea y rechazar el juego especulativo de las distribuidoras en sus márgenes comerciales y en las marcas blancas.
Con estas demandas de precios dignos, EHNE llevará a cabo el 5 de junio una tractorada desde Karrantza hasta Bilbo.
Las industrias tienen su propia receta para controlar los precios del mercado en 2015, cuando finalice el sistema de cuotas, basados en la especulación financiera y grandes grupos industriales. Uno de los proyectos que se plantean es la creación de un mercado de futuros sobre determinados productos lácteos, similar al que existe en EEUU. Otras de las opciones pasa por la concentración industrial en grandes grupos. En los últimos meses, empresas europeas han acometido este tipo de operaciones, como en el caso de Lactalis, que adquirió compañías en Italia y en el Estado francés, y que ha llegado a un acuerdo de «joint-venture» con Nestlé.