Sí o sí. Esa es la oferta de diálogo social que Patxi López ha hecho. O lo aceptas, o me da igual. Está claro. Es un espejismo. No es real. El Gobierno de Patxi López se ha blindado con asesores de Confebask y ha nombrado diferentes cargos políticos a representantes sindicales que están de acuerdo con el «diálogo social a la navarra» y, por si fuera poco, se mantiene gracias a los votos del PP, el mismo partido de Camps, Esperanza Aguirre, Mayor Oreja y del «señor de la guerra» José María Aznar. ¿De qué oferta estamos hablando? No hay oferta. Se trata de aceptar unas reglas de juego impuestas y que, desde luego, no respetan a la mayoría sindical vasca ni a la voluntad de los miles de trabajadores que secundamos la huelga general.

Hay dos ejemplos cercanos de lo que está ocurriendo. Esta semana el presidente de Cebek, José María Vázquez Eguskiza, ha añadido una demanda que estaba aparcada: la vuelta a la ultractividad, es decir, que se negocien los convenios partiendo de una hoja en blanco, una vez que finaliza su período de aplicación. Así, se termina con los derechos de los trabajadores.

Este patrono sabe que el despido es muy barato por la elevada precariedad del mercado laboral y porque la Adminis- tración atiende todas las demandas de expedientes de regulación, para que sean las arcas públicas las que paguen el salario a los trabajadores y no se resientan sus bolsillos. En cuatro meses de 2009, son casi 40.000 los trabajadores afectados por la regulación. Récord absoluto.

El segundo ejemplo es una entrevista al secretario general de UGT en Nafarroa, Juan Goyen. Aceptó en esa mesa de diálogo una medida del Gobierno Sanz para subvencionar la contratación de trabajadores temporales, algo cada vez menos inaudito. Dice Goyen: «Hemos hecho la vista gorda con esas subvenciones a la contratación que no nos gustan y que en términos generales creemos que van a ser ineficaces». ¿Por qué, entonces, las ha aprobado? Fácil, porque la patronal demanda dinero y el Gobierno se lo pasa, porque en realidad es financiación que ponemos a escote entre los trabajadores. Goyen y los suyos saldrán beneficiados de la operación, sin duda, con medallas de oro y lo que haga falta.