Buena afluencia a una Fiesta de la Escuela Pública marcada por la interculturalidad
El protagonismo de la jornada dominical se lo repartían ayer las elecciones europeas y la final manomanista, pero la Escuela Pública Vasca les quiso robar parte de ese privilegio y a fe que lo logró. Varios miles de personas se acercaron hasta Bergara para festejar la cita anual con los centros educativos públicos, que este año tuvo como principal escaparate la ya consolidada interculturalidad de sus aulas.
Joseba VIVANCO |
En tiempos de crisis económica, las administraciones educativas deben tener muy clara la prioridad: primero, la escuela pública. La Confederación de Padres y Madres de los centros de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa agrupados en EHIGE aprovecharon su fiesta anual, ayer, para reclamar a los nuevos responsables de Educación de Lakua un apoyo decidido a favor de la red pública.
La respuesta de la nueva consejera del ramo, Isabel Celaá, que ayer sí estuvo presente en esta cita, parece que les tomó la palabra: «Haremos renacer a la escuela pública», fue su compromiso delante de los micrófonos. Una promesa que seguro guardarán a buen recaudo Ana Eizagirre y quienes encabezan la coordinadora EHIGE.
Quizá ése fue también, quién sabe, uno de los mensajes que portaron, anillados, las palomas mensajeras que abrieron con sus acrobáticos vuelos la decimooctava edición de esta fiesta pública y euskaldun. Euskaldun, pero igualmente árabe, rumana, francesa o mandarín, ay que fueron las lenguas, junto al castellano, en las que ayer se informó a los miles y miles de asistentes al núcleo urbano de Ber- gara y los ocho txokos en que se repartió el escenario festivo.
A las 11.00, frente a San Martin Herri Eskola, organizadora del programa, quedó abierto el itinerario de actividades con un aurresku bailado por un grupo formado por alumnos, padres y profesores del centro. Lo hicieron ya bajo un cielo más nublado que el que presentaba Bergara unas horas antes, entonando la canción compuesta por el alumnado del centro y que hasta la propia consejera se atrevió a tararear junto al resto de asistentes. Luego, una kalejira guió a los reunidos por la fiesta.
Crema solar, pero también chubasquero, fueron algunos de los complementos con los que muchos se acercaron hasta la localidad guipuzcoana, y es que no las tenían todas consigo con este traicionero tiempo. Al final, respetó, no llovió y hasta hizo calor -los taberneros del pueblo vendieron mucha bebida, pero también se quedaron casi sin bocadillos- con lo que el día resultara óptimo para pasearse por los diferentes puntos de actividades.
Entre ellos estaban los que quisieron mostrar uno de los nuevos valores que la escuela pública ha puesto sobre la mesa: su interculturalidad.
Una carpa con productos de Marruecos, Rusia, Senegal, Rumanía, Chile o Bulgaria, mostró la cultura de origen de ese nuevo alumnado vasco llegado desde otros países. Con sus tatuajes de gema, con su gastronomía en forma de caramelos o pinchos morunos, con sus bailes o toque de tambores, suman ya un total de 18.000 estudiantes inmigrantes en la CAV, de los que la red pública sigue acogiendo a la mayoría, un 65% en el pasado curso escolar.
Fiesta, pero también exigencia
Es por ello que la fiesta de ayer quiso evidenciar este nuevo mapamundi de la escuela vasca, con una aportación exterior al alza, pero que se adapta a la realidad euskaldun: si en el curso 2002-03 el 58% de ese alumnado optaba por el modelo A, hoy esa opción no llega al 40%. Por el contrario, en ese mismo intervalo de años quienes se decantaban por el modelo D han pasado de ser el 17 al 30%.
Fiesta, talleres, música, juegos, teatro callejero, hasta el omnipresente Betizu se quiso sumar. Fiesta sí, pero también reivindicación. Desde la coordinadora EHIGE, su portavoz Ana Eizagirre no quiso pasar por alto viejas exigencias como la de culminar de una vez el mapa escolar, aunque fijó como prioridad que a los 16 años los estudiantes de la red pública sean capaces de dominar tanto el euskara como el castellano. Y es ahí donde demandó a Educación una apuesta inequívoca por la escuela pública.
Por lo demás, la propia Eizagirre hizo ya al final de la tarde una positiva valoración de la jornada. «Todo según lo previsto», decía. Buena afluencia de público, mucha chiquillería y muy buena aceptación del aporte intercultural, sobre todo los bailes -los senegaleses se llevaron la palma- y, cómo no, las clases de percusión.
Las clases de percusión con los tambores y las más de dos horas de bailes, intercalando danzas euskaldunes con otras extranjeras, fueron dos de las novedades que más gustaron al numeroso público asistente.
La consejera de Educación de Lakua, Isabel Celaá, sí acudió a Bergara, donde prometió que «hará renacer» la escuela pública, tarareó la canción compuesta para la fiesta y departió con padres y profesorado del centro organizador.