Un tiroteo entre el Ejército y sicarios el sábado por la noche en pleno puerto turístico de Acapulco acabó con 18 muertos, entre ellos dos militares, informó ayer el Ministerio de Defensa mexicano. Según medios locales, los pistoleros pertenecían al cártel de los hermanos Leyva y se habrían producido víctimas civiles. Además, hay cinco sicarios y nueve soldados heridos.

El enfrentamiento comenzó sobre las 20.00 (hora local) en una lujosa zona hotelera y se prolongó hasta la una de la madrugada. Las fuentes oficiales afirman que en el tiroteo se emplearon fusiles automáticos y granadas de fragmentación. De hecho, los militares se incautaron después de 36 armas largas, 13 cortas, dos lanzagranadas, 13 granadas, ocho vehículos y más de tres mil cartuchos de diversos calibres.

Al parecer, los militares dieron el alto a una camioneta en la que viajaban hombres armados que respondieron con ráfagas de fusiles automáticos, con lo que se inició una persecución por el centro de la ciudad. Después, el Ejército tomó la zona portuaria para buscar el escondite de los sicarios. Ayer, la ciudad amanecía fuertemente vigilada por militantes y agentes de las policías federal, municipal y estatal.

El presidente mexicano, Felipe Calderón, decidió emplear al Ejército contra los cárteles de la droga. La ola de criminalidad dejó el pasado año unos 6.000 muertos y, en lo que va de 2009, se han registrado 2.706 muertes relacionadas con estas mafias, según los datos del diario «El Universal».