Por lo oído, Osama recibió a Obama diciéndo(le): «prepárate». Y Barack le contestó: «tenemos que entendernos, arreglar el problema mundial». No puedo imaginar esta conversación descabellada en términos físicos ni cuánticos. Ni siquiera reales. Pero lo que de verdad me parece ignominioso es que multitud de arrebatados oráculos periodísticos se atrevan a escribir cosas como que los árabes no han hecho más que hacer que corra el agua a lo largo de los siglos en España, que es donde se asentaron durante siete siglos, y por tanto a lo largo de las zanjas del mundo. Parece mentira que próceres de hoy obvien tantísimas cosas aportadas por los árabes (poco diferentes a los judíos de entonces) como la filosofía, la poesía, el álgebra y otras sabidurías. Y las limiten a unos conocimientos tecnológicos...¡oh,oh,oh! Considerando a las praxis físicas y matématicas como un saber menor... ¡Vírgenes de la Meca y de la Droga! Ver (¿al Santo Tomás?) para creer en Mahoma. Si los árabes dominaran el mundo del cine, de las armas y de la farmacopea y -sobre todo - tuvieran sojuzgados a Estados Unidos frente a la configuración de los mapas de poder mediorientales, otro gallo les cantaría de noche y de día. Pero pasemos al reportaje siguiente. Si no manipulamos nuestros aparatos antes del último día de julio perderemos la carrera digital terrestre. Un maratón prefinal hasta la próxima revolución del sistema. Mi comunidad (de vecinos) ya ha dado las indicaciones pertinentes a este respecto. Así podré ver Al Jazeera cuando quiera. Y enterarme de la mitad de la verdad que me interesa. Mientras tanto nuestros políticos ya se han probado el traje de la nueva legislación europea para hacer frente a musulmanes, judíos, norteamericanos y satelitales. Espero que les sirva para algo más que para acudir al nuevo enlace de Obama en Tel Aviv. Porque si Obama ha dicho que es un cristiano de padre musulmán espero que el enlace le pille preparado en la confesión que le falta. Bueno, mejor dicho, que le pille confesado ahora que comparte planeta con Zapayupy. Y sus mundos.