Elecciones al Parlamento Europeo
Nafarroa vuelve a su ser tras la distorsión del apartheid y NaBai
El escrutinio en Nafarroa devuelve al herrialde a su imagen tradicional de los 80 y los 90, con UPN-PP (igual juntos que separados) y PSOE como fuerzas dominantes, la izquierda abertzale como alternativa real y un conjunto de partidos menores unidos por conveniencia.
Ramón SOLA
El espejismo creado por la ilegalización, en la que el Parlamento navarro fue pionero en 2003, se viene abajo tras estas euro- peas. El resultado en este herrialde se presumía como especialmente significativo por los tres novedosos factores en juego -fin del pacto UPN-PP, retorno al voto legal de la izquierda abertzale y comparecencia por separado de los partidos de Nafarroa Bai-. El paso por las urnas deja dos ganadores rotundos -Yolanda Barcina y la izquierda abertzale- y un derrotado que en realidad son cuatro -los partidos que integran Nafarroa Bai-.
Los resultados de la coalición Aralar-EA y de la lista del PNV se leerán sin duda como fracasos, pero sería mejor interpretarlos como un retorno a la cruda realidad. Esa realidad había quedado camuflada en los últimos comicios por el veto a la izquierda abertzale, que ha convertido artificialmente a Nafarroa Bai en la única alternativa posible a UPN y PSN y ha hecho que se inflara como un globo. De los 75.738 votos de 2007, sus dos opciones caen ahora a poco más de 17.500 en total, lo que significa que casi cuatro de cada cinco votantes han desertado. Al margen de ello, la campaña ha reiterado su escasa capacidad de convocatoria y su incapacidad de cohesionarse, con tres socios compitiendo entre sí y el cuarto -Batzarre- desaparecido en combate. El PNV es superado incluso por UPyD.
La izquierda abertzale, por contra, resurge a sus porcentajes históricos demostrando que su «desaparición» es un efecto mediático y no real. Su resultado es un claro motivo de alarma para UPN y PSN. Y debería ser un toque de atención para los partidos que aspiren verdaderamente a un cambio en Nafarroa, un cambio que los hechos han reiterado que no pasa por esperar eternamente al PSN sino por activar dinámicas por el derecho a decidir sobre bases sólidas. Y, desde luego, sin excluir a la izquierda abertzale, que es quien debe tirar de ese carro por cantidad y también por calidad (no hay más que reparar en la diferencia de la fidelidad del voto y en la pujanza del trabajo militante de base).
Unir fuerzas -por ejemplo en torno al quinto centenario de la conquista en 2012- resulta especialmente obligado tras la constatación de que el búnker UPN-PP-PSN no tiene fisura alguna. El resultado del PP confirma que Miguel Sanz rompió la fusión, porque en realidad los dos partidos ya eran uno tras su larga unión, concurran con la marca de UPN en Nafarroa o lo hagan con la del PP en el Estado y en Europa. Y supone, además, un éxito de Barcina, que se ha empleado a fondo para que nadie de UPN se despistara.