El caso del Museo Balenciaga recobra protagonismo en la actualidad informativa con las comparecencias de los principales imputados. El Juzgado de Azpeitia, encargado de instruir la trama, tomó declaración al arquitecto cubano Rolando Paciel y al ex alcalde de Getaria Mariano Camio, mientras que el tercer acusado y compañero sentimental de éste, Julián Argilagos, del que todavía no se tiene noticia alguna, no acudió a su cita. El Juzgado competente notificó una citación al bufete que supuesta- mente asesoraba al también arquitecto cubano pero, de momento, no se cuenta con ninguna pista del paradero de este tercer imputado. Paciel el miércoles pasado y Camio el viernes, ambos se mostraban tranquilos ante los medios de comunicación que esperaban ansiosos conseguir algún nuevo dato sobre el caso.

Parece que los primeros pasos instructivos se centrarán en estos tres imputados y en otras personas que declararán como testigos, pero nada parece apuntar a una revisión del caso y a una mayor depuración de responsabilidades que señalen a los recién relevados cargos del Gobierno de Gasteiz como parte responsable de las irregularidades cometidas alrededor de la construcción del museo dedicado al modisto de Getaria. Todo indica que Camio, Paciel y Argilagos protagonizarán las páginas de este nuevo capítulo que acaba de comenzar y que les han sido adjudicados ya los papeles de perversos que cualquier narración o historia necesita en las líneas de su guión. Mientras que los «malos» ya tienen su terreno bastante definido, aún queda por decidir si esta historia contará con un príncipe y una princesa que culminen este largo recorrido.

Sin embargo, más de uno ha optado por escapar de la escena para sentarse detrás de la cámara, ver cómo se suceden las secuencias, dirigirlas a su gusto y hacer de un serio guión una comedia que promete provocar más de un llanto desgarrador. No sé si el taquillazo está asegurado, pero teatro, seguro que habrá, y mucho.