Sucedió
Lo que tenía que suceder, sucedió. Cristiano Ronaldo ha fichado por el Real Madrid de Florentino Pérez, el «ser superior», el aparecido, el que en las últimas dos semanas más horas de televisión, radio y más kilos de papel ha ocupado. Más que los políticos coyunturales, que las crisis macroeconómicas, que los crímenes, muertes, accidentes o cualquier otro evento que en tiempos remotos llamábamos noticias. Hoy, un señor especulador, es el rey del share, el rey del mambo y la figura mediática por excelencia. Más, no lo dude nadie, que sus contratados multimillonarios, más que sus ejecutivos de verbo florido, como el señor Jorge Valdano, su amanuense, su ejecutor, su coartada, el que intenta poner un verso ante un acto de violencia económica, el que pretende contextualizar una exhibición de capitalismo salvaje, de compra de valores de futuro para crear falsas expectativas, para derivar la atención de lo que importa y crear. Seguro que paga esta notoriedad al contado.
Sucedió y las cifras que se barajan con una solvencia mafiosa empiezan a ser nauseabundas. ¿De dónde saca el señor Pérez para tanto como destaca? ¿Qué entidad bancaria, que institución avala estas cifras multimillonarias? Cuándo explote la burbuja, ¿quién se hará cargo de los desperfectos? Se sabe que los clubes de fútbol están endeudados de manera dolosa, que algunos están al borde de la quiebra, que la fuente de financiación televisiva ha llegado a un tope, entonces, ¿cómo piensan pagar todas las deudas contraídas y en este caso estas inversiones fuera de toda normativa? ¿No tienen nada que decir las autoridades competentes? Bueno, este tipo de actividades que tienen al fútbol como excusa solamente hacen que convertir la realidad cotidiana en un absurdo. La cobertura mediática laudatoria que tienen estas locuras son una carcoma para el sistema social y de derecho que dicen defender los políticos. En tiempos de crisis, recesión, ahogos, llega le lujo y el despilfarro. Y lo malo es que se aplaude y se justifica. Sucedió tal día como ayer que un traspaso de un futbolista costó más de noventa millones de euros. Hagan cuentas. Miren los presupuestos generales.