En la actualidad, según el último informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), 218 millones de niños trabajan en el mundo y 126 millones -uno de cada doce menores- «lo hacen expuestos a las peores formas de trabajo infantil», entre las que destacan, la agricultura, actividades militares, prostitución y servicio doméstico.

Coincidiendo con la celebración hoy del Día Mundial contra el Trabajo Infantil, la OIT ha dado la señal de alarma ante la certeza de que la crisis económica global agravará este problema, porque muchas familias que se queden sin empleo recurrirán a sus hijos como fuente de ingresos.

El director de la oficina de la OIT en el Estado español -donde también hay menores obligados a trabajar-, Juan Felipe Hunt, aseguró ayer que «vamos a encontrarnos con una situación peor que la que ya teníamos antes de la crisis», y precisó que los efectos de la recesión económica se seguirán sufriendo durante seis a ocho años, «incluso a partir de que las cifras económicas empiecen a recuperarse».

La «peor parte de la crisis», advirtió Hunt, se la llevan las niñas, muchas de las cuales «están sometidas a prostitución, abusos sexuales o servicios domésticos en los que los abusos son sistemáticos en muchos casos». De hecho, el mensaje que lanzará la OIT en este Día Mundial contra el Trabajo Infantil estará dedicado a sensibilizar sobre la especial vulnerabilidad de las niñas, quienes tienen mucho menos acceso a la educación que los niños.

Explotación sexual

Según cifras de la misma organización, 53 millones de niñas realizaba «trabajos peligrosos» ya en 2006, año de los últimos datos de la OIT, y se calculaba que 20 millones de ellas eran menores de 12 años.

La OIT estima que 1,8 millones de niños son víctimas de la explotación sexual comercial o de la pornografía en todo el mundo, y las niñas representan «la vasta mayoría de ese total».

Gran parte de las niñas que trabajan lo hacen en la agricultura, según una encuesta realizad en 16 países, que muestra que el 61% de las niñas activas, de entre 5 y 14 años de edad, trabajan en este sector.

La OIT está inmersa actualmente en dos planes mundiales de erradicación del trabajo infantil y en defensa de los derechos de los niños. Sin embargo, ONGs como Salve The Childrensubrayan que los esfuerzos deben ir dirigidos a erradicar la explotación infantil pero no el trabajo infantil, por escandaloso y extraño que pueda parecer desde Europa. Consideran que el trabajo de los menores puede garantizar la supervivencia de la familia, y explican que el trabajo infantil está muy arraigado en algunas culturas y que en muchos casos se compatibiliza con la escolarización.

Portavoces de Save The Children advierten de que una prohibición generalizada del trabajo infantil lleva a perseguir a los que pueden darle una opción de sobrevivir a un niño y a una familia y, por este motivo, valoran que lo fundamental es que las condiciones de trabajo respeten derechos básicos como la dignidad, la salud y la educación de los menores.

«Mientras exista tanta diferencia entre los países ricos y pobres siempre habrá niños trabajando, y lo que hay que hacer es luchar por la dignidad y las condiciones de ellos», subrayó recientemente la coordinadora de Promoción y Protección de los derechos de la Infancia de Save The Children.