Gamesa despide a dos trabajadoras por enfermar de asma por su trabajo
Representantes de ELA en Gamesa de Altsasu han denunciado el despido de dos trabajadoras fijas por enfermar de asma a cuenta del trabajo que realizaban en la compañía. Esa empresa, puntera en la fabricación de aerogeneradores, «oculta» las bajas laborales, no renueva contratos a quienes son sensibles a los productos químicos que maneja, como denuncian los delegados de ELA y, en Tutera, pagaba con cenas a los trabajadores que no declarasen bajas laborales.
Juanjo BASTERRA
La fabricación de los aerogeneradores de Gamesa, una de las empresas punteras a nivel mundial en la producción de energía renovable, está provocando daños irreversibles a la salud de los trabajadores de sus plantas industriales por el uso inadecuado de productos químicos para alargar la vida de las palas de los aerogeneradores.
Hace tan sólo dos semanas en la junta general de accionistas de la Corporación Gamesa su presidente, Guillermo Ulacia, subrayó que «nos aproximamos a los cero accidentes». Sin embargo, los representantes de ELA en la planta de Altsasu reconocen que esos resultados se consiguen porque «el servicio de prevención evita las bajas con el cambio de puestos de los afectados o no dándote el papel que necesitas para ir a la mutua para que te haga el informe de la baja» con el fin de que la siniestralidad laboral se reduzca, aunque de forma artificial.
Ubaldo Sola, delegado de prevención en la planta de Altsasu, Cristina García de Andoin, José Mari Otxoa-Errarte y Félix Blanco denunciaron a GARA la falta de prevención en esa empresa que trabaja con productos químicos para forrar las palas de 26 metros de los molinos de viento. «Debido a las sustancias químicas, muchas de ellas irritantes para los ojos, mucosas y aparato respiratorio superior, hemos tenido alergias por dermatitis y asma laboral por sensibilización a los isocianatos y resinas epoxi», según señaló.
La Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo exige medidas de prevención y protección adecuadas ante esas sustancias químicas por sus efectos negativos sobre la salud de las personas.
En trece años de actividad de la sección de palas de Gamesa en Altsasu se han producido ya ocho casos de incapacidad por asma laboral. La plantilla es de 145 trabajadores, aunque los afectados son los 120 que se encuentran en producción. La mitad son mujeres. «Lo más grave es que a las dos últimas trabajadoras que se les ha reconocido asma laboral en el proceso de incapacidad, se les ha despedido por estar incapacitadas para ese puesto de trabajo, a una de ellas de una manera bastante ruin, ya que le invalidaron su tarjeta de trabajo y le remitieron el despido por burofax». Es un precedente «muy grave», porque «trata de meter el miedo en el cuerpo para que nadie se queje, aunque pierda su salud».
En los trece años de actividad de esa planta, los representantes de ELA recuerdan que «se ha pasado de realizarnos controles exhaustivos a variar los procesos. Incluso, antes nos enviaban a una fundación Jiménez Díaz de Madrid, un centro médico cualificado en alergias y asma. Con una prueba que te hacían en una cabina aislada, se conocía si estabas afectado por las alergias o asma por culpa de los productos químicos que utilizamos en el trabajo», explicó José Mari Otxoa-Errarte.
También apuntó que «una vez que se dieron cuenta que el servicio de prevención de Gamesa, subcontratado con Fremap, les `zumbaba', nos envían a otro centro de Majadahonda, también en Madrid, pero no tiene nada que ver el análisis. Casi todos salen negativos». Reconocen que se han producido casos de asma en otras plantas como Miranda, Albacete y Galicia.
También denuncian que en Gamesa a los nuevos contratados que son sensibles a la alergia, después no les renueva y «en muchas ocasiones ocurre que quien coge la baja, tampoco les vuelven a contratar. De esa manera terminan con el absentismo y con las enfermedades, pero no hacen nada para que trabajemos con seguridad».
Los delegados de ELA recuerdan que tardaron cinco años para dar la baja desde el primer día a las embarazadas, «y se apuntan el tanto, después de numerosas denuncias en la Inspección de Trabajo».
En la planta de Tutera trabajan un centenar de personas desde hace cuatro años. Para evitar los accidentes y las bajas laborales, la dirección de la empresa puso en marcha un sistema de compensación por el que pagaba cenas a quienes «no hubieran tenido baja durante el año, en vez de preocuparse por garantizar la prevención de riesgos. No se dan guantes, pero sí cenas. Esa es la realidad en Gamesa», denuncian.
En tiempo de crisis, ELA critica que «los equipos de protección individual escasean y a muchos eventuales no se les renueva con la frecuencia adecuada».
Janire Domínguez, responsable de Salud Laboral de ELA, critica que «todo lo que ocurre en Gamesa es lo que pasa en otras compañías». Para ella, «la avaricia de tener más y lograr más beneficios se antepone a garantizar la salud». Culpa a la patronal de lo que ocurre y a la «dejadez» de la Administración, porque «no se hace prevención y se ocultan las bajas, pero, si enfermas, vas a la calle». La preocupación de los representantes de ELA va más allá, porque desde el Instituto Navarro de Salud Laboral les han dicho que cuanto más convivan con esos productos los riesgos aumentarán. J. BASTERRA