Un día después del anuncio, por parte de los vecinos del barrio de Abiña -donde se proyecta ubicar el Guggenheim en Urdaibai-, de que solicitarán al Gobierno de Lakua que declare a las colonias de la BBK (edificio y entorno) como Bien Cultural calificado con la categoría de Conjunto Monumental, el diputado general de Bizkaia, José Luis Bilbao, y el director del Guggenheim Bilbao, Juan Ignacio Vidarte, firmaron ayer un convenio de colaboración para poner en marcha los estudios preliminares del proyecto. Su finalidad es la de perfilar y concretar el futuro museo, que podría estar concluido para 2014, año en el que, por otra parte, se agota el acuerdo que en su día firmó Lakua con los responsables del Guggenheim de Nueva York para su sede bilbaina, por lo que José Luis Bilbao pretende incluir la sede de Urdaibai en la negociación de un nuevo acuerdo.

Según los firmantes del convenio, el nuevo museo nace para ser «el paradigma cultural de la próxima década» y es, en boca de Bilbao, «un proyecto de país, y no de bizkaitarra». Por ello, aprovechó para criticar al lehendakari Lopez al afirmar que, en su última reunión, le propuso construir a medias el proyecto y, sin embargo, no ha recibido aún respuesta por parte de Lakua. «Es en momentos de crisis cuando se deben hacer apuestas de futuro», prosiguió el diputado general, cuyo gabinete ha asignado un millón de euros (del presupuesto para 2009) para los estudios preliminares que pretender realizar tras la firma del convenio de ayer. Por otra parte, conviene no obviar que el ejecutivo liderado por Ibarretxe tampoco se pronunció claramente a favor del proyecto el año pasado, cuando fue anunciado, aunque la Diputación de Bizkaia estimó en cien millones el coste del nuevo museo, cantidad encuadrada dentro del Plan de Reactivación Económica acordado por el anterior ejecutivo de Lakua con las diputaciones de Araba, Gipuzkoa y Bizkaia. Bilbao dijo ayer estar a la espera de que el Gobierno de López entre a formar parte «para financiar el proyecto a partes iguales, ya que beneficiará no sólo a Bizkaia sino a toda Euskadi. La aportación de la Diputación la estimamos en 100 millones, que, si vamos solos y es más, lo haremos, pero entendemos que debe entrar el Gobierno vasco y así se lo planteé al lehendakari López», agregó.

Juan Ignacio Vidarte, director de la pinacoteca bilbaina, por su parte, manifestó que, aprovechando su extraordinaria ubicación en la reserva natural de Urdaibai, se pretende ofrecer al visitante «una relación con la naturaleza», frente a un modelo museístico habitualmente urbano. Por ello, la nueva sede pretende ser un edificio singular («que responda a una arquitectura ecológica y sostenible», detalla el convenio). Se busca en definitiva un hito arquitectónico, como «seña de identidad del museo»; pero, siempre según Vidarte, «no queremos repetirnos, sino que cada sede tenga una identidad específica».

Por lo tanto, con la colaboración de expertos internacionales, los promotores pretenden avanzar en la definición del «modelo conceptual» del nuevo museo. En el anuncio del proyecto, hace un año, Bilbao ya dejó claro que se trataba de «colocar un emblema» o «habitáculo» en Sukarrieta, para decidir después con qué llenarlo, pues «ideas no nos faltan». Una vez decidido el «modelo conceptual, a finales de este mismo año, se abordarían los aspectos arquitectónicos de la obra, posiblemente mediante un concurso internacional de ideas», relató Vidarte.

Siempre en clave económica, el diputado general recordó el «beneficioso impacto económico» que el Guggenheim Bilbao ha tenido en la economía de Bizkaia -con la inversión pública recuperada, según Bilbao, en los tres años siguientes- y mostró su confianza en que la nueva sede contribuirá a aumentar el número de días que los viajeros pernoctan en el herrialde.

Además, con la intención de impulsar económicamente una comarca castigada, la construcción estaría acompañado de «un plan ambicioso» de mejoras en infraestructuras como, por ejemplo, carreteras, tanto por Gernika como por Bermeo.

En defensa del patrimonio

El miércoles pasado la plataforma vecinal Abiñako Auzokideen Elkartea anunciaba que presentaría hoy, ante el Centro de Patrimonio Cultural Vasco, una petición para la protección del edificio y alrededores de las colonias de la BBK en Sukarrieta, cuya labor es «apreciada por todo el vecindario». El arquitecto Iñaki Uriarte ha sido el encargado de presentar, junto a la asociación, el informe en el que se relatan los valores por los que, a su juicio, la colonia de Sukarrieta debiera ser declarada bien cultural. Según Uriarte, «la intención es dotar a las colonias de una protección jurídica y de un reconocimiento cultural oficioso». Se solicita que se abra un expediente, que si se admite, fijando el grado de Bien Cultural, «todas las intervenciones posteriores deberían llevarse a cabo según unas ciertas leyes, impidiéndose con ello actuar libremente», como parece que se pretende desde la Diputación.

Como fundamento, alude en su informe al conjunto residencial como «obra social de extraordinaria importancia», con valores en los ámbitos sanitarios, educativos, arquitectónicos y paisajísticos». Por ejemplo, relata el arquitecto, «en su momento, cuando se construyó, fue una obra modélica que irrumpió en un panorama de enorme desatención para la infancia, y aportó unas mejoras notables». Hasta el punto de ser equiparable a la situación de los países, en aquellos momentos, más adelantados de Europa, como Bélgica y Suiza, en un tiempo en el que vivíamos «en un ambiente de enorme falta de sanidad, por la pobreza propia de la época». Entre los valores apuntados en el informe, se afirma que es «una obra asistencial que, hasta el presente, durante 84 años ha significado por su trascendencia y utilidad colectiva un elemento de prestigio que trasciende su carácter local, adquiriendo una amplia repercusión». Construida en 1920 por Ricardo Bastida, «es una obra bella que representa un momento culminante de la arquitectura denominada neovasca, cuyos elementos constructivos originales se conservan en perfecto estado funcional y de forma».

Preguntado por la posibilidad de que el informe prospere, «con un Gobierno culto y sensible lo haría» replica Uriarte, quien espera que «el nuevo Gobierno no tenga el enorme retraso y los mismos déficit que el PNV mostró en materia cultural» y se incorpore a «países y culturas que tienen estipulados sus bienes culturales hace muchos años». La respuesta «suele ser lenta y depende de la agilidad de la administración», señala Uriarte, quien reconoce que «ahora es un momento complejo, por el cambio de Gobierno».