Siguiendo el camino trazado por el mexicano Guillermo del Toro en su trilogía fantástica sobre la Guerra del 36, el canario Elio Quiroga indaga en el lado terrorífico de los fantasmas surgidos de la recuperación de la memoria histórica. El thriller pesadillesco que ha creado ilustra una leyenda urbana no demasiado divulgada que habla de los supuestos noticiarios secretos del franquismo, según la cual los operadores del No-Do habrían recibido instrucciones para rodar apariciones marianas y otra serie de fenómenos atribuibles a la presencia del diablo y demás fuerzas del más allá. Se especula con que dicha operación iba encaminada a convertir a la dictadura en un estado fundamentalista que, con la ayuda de El Vaticano, pudiera erigirse en centro de peregrinación cristiana. El material filmado entre 1943 y 1956 fue guardado bajo llave en la Santa Sede, siendo utilizado para cursos sacerdotales sobre exorcismo. Entre los muchos casos posibles, Quiroga se ha decantado por uno de posesión que tiene a Ana Torrent en el papel de víctima. Es la segunda incursión en el género de este cineasta independiente, tras su cinta apocalíptica «La hora fría». Por fin parece haber recuperado la continuidad que le faltó a la conclusión de su original ópera prima «Fotos», marcada por uno estilo surrealista influenciado por Luis Buñuel y David Lynch.