Enfocando el debate sobre la pandemia
Finalmente la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró ayer oficialmente que la gripe producida por el virus H1N1, también denominada «gripe porcina» o gripe A, tiene categoría de pandemia. Según la definición de la OMS, esto significa que «el virus se extiende y que hay contagios estables en comunidades en países de distintas regiones», pero no implica que «el virus se haya hecho más grave, que la enfermedad sea más severa o que haya aumentado la tasa de mortalidad». La decisión es, por lo tanto, consecuencia de la constatación de que la gripe se ha expandido a al menos 74 países en diferentes continentes. Desde finales de abril, cuando surgió por primera vez la alarma, han fallecido como mínimo 141 personas.
No obstante, a pesar de que las autoridades sanitarias intentan con razón evitar el alarmismo, lo cierto es que existen más incógnitas que certezas sobre el origen de la gripe, su modo de expansión y, sobre todo, la manera de mantenerla bajo control. La gestión que los estados y los organismos internacionales hacen de este tipo de casos tampoco animan a la esperanza. Existen, además, razones de peso para desconfiar de las versiones oficiales al respecto, sin por ello abonar teoría conspirativa alguna. Por ejemplo, si bien en un principio el epicentro de la enfermedad se situó en México, pronto transcendió que lo más probable es que el primer brote fuese detectado en EEUU. Es decir, mal comienzo cuando con la ciencia y la salud se mezclan los prejuicios y el racismo.
Sin embargo, hay razones más profundas por las que esta pandemia debe preocupar a la sociedad. La «gripe porcina» constituye al menos la tercera enfermedad relacionada con animales destinados al consumo humano. Parece evidente en ese sentido que, en parte, existe un serio problema con la denominada industria alimentaria. Es por ello que el debate social no debería centrarse tanto en cuestiones científicas como en cuestiones socioeconómicas, como son el combate contra el hambre o la importancia de la soberanía alimentaria, entre otras muchas.