Enrique Rivero se suma con su premiada ópera prima a ese cine mexicano que triunfa en los festivales internacionales, gracias al Leopardo de Oro obtenido en Locarno, donde también se llevó el FIPRESCI de la crítica. No por casualidad fue ayudante de Pedro Aguilera en «La influencia», obra coproducida con México y en la que se podía dejar sentir la mano maestra de Carlos Reygadas. También tiende hacia el cine contemplativo, con diálogos mínimos y actores no profesionales que trabajan sobre los silencios y la economía de gestos.

Ha recreado un universo que le es muy familiar, ya que «Parque Vía» ha sido rodada en la casa de sus abuelos y el protagonista es en la vida real un empleado de los Rivero, mientras que el papel de la señora es interpretado por su propia madre. La ficción presenta a este hombre como el vigilante de dicha finca, en la cual trabajó durante toda su vida. Ahora la dueña la quiere vender, hecho traumático que le enfrenta, por primera vez, a la posibilidad de tener que salir al exterior. Pero él solamente se encuentra seguro dentro de sus dominios, habiendo convertido la rutina en la razón de su felicidad. No está dispuesto a abandonar su encierro voluntario, porque el caos de las calles de México D.F. le aterra.