Acoso racista
«Obsesionada»
La cantante Beyoncé encarna a una afroamericana enfrentada a una mujer blanca que acosa a su marido, también de raza negra, en el trabajo. Sobra decir que tanta tensión conduce a una fenomenal pelea.
Mikel INSAUSTI | DONOSTIA
David Loughery es un guionista que encuentra divertido jugar con el racismo para presentarlo invirtiendo los términos de sobre quién discrimina a quién. En su anterior «Protegidos por su enemigo», Samuel L. Jackson encarnaba a un policía negro que no soportaba la presencia en el vecindario de una pareja interracial. En «Obsesionada», todo está deliberadamente presentado al revés, pues los afroamericanos aparecen como los triunfadores, un cambio que tal vez se deba a la llegada de Obama al poder, y los blancos sienten envidia de su éxito en lo profesional y en lo sentimental.
Tanto es así que una blanca que se considera atractiva no soporta ser rechazada por un compañero de trabajo negro, felizmente casado con una mujer de su raza, nada menos que Beyoncé, y favorecido por un ascenso.
La cantante protagoniza una sonada pelea final con su rival, que recuerda a la de «La guerra de los Rose» en versión femenina, aunque sin barro. Tanto dicha escena culminante, como el resto de la trama de este exagerado thriller sobre acoso sexual, no convienen ser tomados en serio, y es mejor verlos a modo de variante exótica de «Atracción fatal». Todo el tono de la película es de melodrama desaforado, con los negros que son muy buenos y los blancos, que se erigen en los malos malísimos de la función.