Las denuncias de pucherazo se desinflan a la luz de las reclamaciones opositoras
El Consejo de Guardianes de la Constitución ha recibido 646 denuncias de los candidatos opositores. A la luz de lo filtrado, estas quejas ponen el acento en problemas con las papeletas, en el voto en las zonas rurales y en cuestiones como las presiones gubernamentales para que el electorado votara al candidato oficial. Escasa concreción y generalidades que parecen confirmar la impresión, avalada por muchos analistas, de lo improbable de un pucherazo general.
GARA |
El Consejo de Guardianes de la Constitución, institución encargada de validar las elecciones en Irán, cifró en 646 las denuncias presentadas por los tres candidatos derrotados el 12 de junio sobre presuntas irregularidades en los pasados comicios.
El citado órgano constitucional, que recibirá el sábado a los tres candidatos, aseguró que entre las quejas se incluye la «ausencia o tardanza en la llegada de las papeletas de voto», el «desvío del itinerario previsto de algunas de las más de 13.000 urnas móviles repartidas por las zonas rurales» y «la influencia sobre los electores para que votaran a un candidato concreto».
El Consejo, integrado por seis juristas y otros tantos líderes religiosos, da así a entender que, en todo caso, no estaríamos frente a un pucherazo en sentido técnico -irregularidades en el recuento o en la emisión de los resultados- sino ante la utilización, por parte del Gobierno saliente, de sus atributos y prerrogativas para orientar el sentido del voto. Algo, desgraciadamente, habitual en las «dem- ocracias» occidentales.
En esta línea, cada vez son más los analistas occidentales que, insistiendo en el «pucherazo», lo relacionan con cuestiones como la estructura institucional del poder en Irán y con las tasas de analfabetismo en el país (un 40%). Toda una llamada implícita, esta última, a algún tipo de sufragio censitario que reservaría el derecho de voto a las clases medias teheraníes o de otras ciudades del país.
Pucherazo propagandístico
Grupos de opositores reparten estos días en las manifestaciones antigubernamentales de Teherán miles de fotocopias de una presunta carta del ministro de Interior, Sadeq Mahsuli, al líder supremo, Ali Jamenei, en la que aquél reonocería que el opositor Mir-Hussein Musavi habría logrado 19 millones de votos frente a 5 millones cosechados por el presidente, Mahmud Ahmedineyad.
No sólo eso. El segundo más votado sería el reformista Mehdi Karrubi, con 13 millones de votos, lo que en puridad debería haber forzado una segunda vuelta de éste con Musavi.
El prestigioso corresponsal en Oriente Medio Robert Fisk avanza, en el diario «La Jornada», la más que presumible falsedad de la carta, tanto por su remite («de parte del ministro») como por el hecho de que otorga apenas 5 millones de votos a Ahmedineyad, «un hombre con inmenso apoyo entre los iraníes pobres».
Los «indicios» presentados contra los resultados oficiales (63% para Ahmedineyad y 32% para Musavi) pierden, a su vez, fuerza cada día que pasa. No sólo ocurre que, como reseñó GARA en su edición del martes pasado, encuestas previas augura- ban, con las debidas reservas, estos resultados.
La tesis azerí -que insiste en que Musavi pertenece a esta etnia- tampoco aporta nada concluyente. Las mismas firmas estadounidenses que realizaron el sondeo a nivel nacional avanzaron que Ahmedineyad concitaba un 31% de intención de voto de los azeríes frente al 16% de Musavi. La derrota de este último en su ciudad natal, Tabriz, tampoco ha pillado por sorpresa a los analistas independientes, que recuerdan que Ahmedineyad fue gobernador durante ocho años en dos provincias de mayoría azerí -habla incluso con fluidez su idioma- y promocionó la lengua de esta minoría en el ámbito universitario de la ciudad. Tampoco está de más recordar que el propio Jamenei es también azerí.
Hay quien ha señalado como prueba del «pucherazo» que Ahmedineyad ganó en la circunscripción de Teherán. Olvida que el presidente fue alcalde de la capital entre 2003-2005.
Walter Mebane, de la Universidad de Michigan, ha realizado un barrido, conocido como «autopsia electoral», tras el que concluye que Ahmedineyad habría logrado sus mejores índices de votos en las circunscripciones en las que recibió los mayores apoyos en 2005.
La Asamblea de Expertos se limitó a saludar la altísima participación y apeló de forma salomónica a «seguir los sabios consejos del guía (supremo)» y a mostrar «flexibilidad», en referencia al recuento parcial anunciado.
Hombre fuerte del régimen y apoyo de Musavi, dos hijos de Hashemi Rafsayani han recibido la prohibición de salir del país por participar en manifestaciones prohibidas de la oposición.
Miles de iraníes -decenas de miles según los convocantes- participaron ayer en la sexta jornada de protestas contra el resultado electoral.
El propio Musavi y su mujer, Zahra Rahnavard, participaron en la marcha, en la que la mayoría de los manifestantes iban vestidos de negro en memoria de los muertos durante los enfrentamientos del pasado lunes -siete u ocho según algunas fuentes y hasta quince, según un recuento no oficial que incluiría los choques registrados en otras ciudades al margen de Teherán-.
Las marchas en la capital, que culminaron en concentraciones ante la sede de la ONU y en la Plaza del Imam, transcurrieron en silencio, tal y como lleva pidiendo desde el pasado martes el principal candidato «opositor».
«No hemos puesto los muertos para aceptar las urnas truncadas», se leía en varias pancartas.
La Asociación de Religiosos Combatientes, que agrupa bajo ese nombre al clero reformador iraní, pidió ayer autorización para organizar una nueva manifestación el sábado, que incluiría una alocución final de Musavi. La web de la asociación anunció, además, que el ex presidente Mohamed Jatami tendría previsto participar en la marcha.
Para hoy, día de rezo musulmán, la milicia islamista del Bassidij ha hecho un llamamiento a sus millones de miembros a que acudan a la oración del viernes en Teherán. «Los bassidijs, alertas, participarán en el rezo del viernes dirigido por el ayatolah (Ali) Jamenei», anunció la milicia en un comunicado, en el que volvió a exhortar a los candidatos a que se desmarquen de los motines. GARA