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Josu Imanol Unanue Astoreka Activista social

El regreso del Capitán Trueno y el NO-DO actual

Estoy en fase de evitar programas, noticiarios o tertulias monotemáticas. Pero, ponga el canal que ponga, siempre aparece el mismo malhechor a vapulear, la misma España de siempre y las mismas voces de antaño...

Si los que tenemos cierta falta de cabello -o el poco que tenemos lo llevamos con mechas blanquecinas- echábamos de menos el NO-DO y las noticias emocionantes sobre el «Gran Caudillo de España por la Gracia de Dios». Ya no lo echaremos más en falta. Vuelven los noticiarios que nos lo recordarán a la vez que intentan demostrar que los malos existen, que los rojos son rojos y que los separatistas ya no tienen cabida en ese medio. Medio que, cómo no, se mantiene con nuestro dinero, aunque utilicen el eufemismo de «dinero puesto por las instituciones». Repito, vuelven las épocas en las que se silencia a parte de la sociedad, ésa que no les gusta y que parece ser culpable de todos los males.... ¿todos? Pues sí, porque es el monotema de la vida de los autocomplacidos monotemáticos. ¿No os dais cuenta o es mi fijación?

¡Claro! Llevaban años a falta de poder y con ganas de decirnos que Euskal Herria es poco menos que Disney Land y de contarnos el cuento de Caperucita que, por eso y por nuestra ignorancia sobre la Historia de España, nos han de salvar de los malos, querámoslo o no. Por fin, tras otra democrática actuación, lo lograran porque ahora tienen bajo control un gran poder de «información». ¡Como si el resto tampoco lo hacían desde siempre!

Eso sí, a mí, por ejemplo, no me han dado la opción de citar y recordarles quiénes son mis malos favoritos, ni si quiero que me salven. Porque, puesto a elegir, prefiero huir del turre que ahora dan en sus noticiarios y programas. Por eso echo de menos las corridas taurinas, que seguramente volverán; o los festivales musicales de gran valor artístico, como el organizado en Iruñea -perdón, Pamplona-, al que no se les ocurre otra que llevar a Manolo Escobar. Y es que el arte es arte, y donde estén los pelos engominados, la pandereta y la cutrez, que se quiten los modernos.

De momento, nos hemos salvado de cosas más impactantes gracias a que el gracioso chiquitín generalísimo la palmó tras dejar sucesor, y por eso no dejó suficientes grabaciones que nos podrían garantizar la información de sus cacerías amañadas y de la pesca de cachalotes ya podridos, o sus buenos y generosos quehaceres y voluntades, hazañas que nos regalaba a los ciudadanos «libres» de rojos.

Y es que o nos andamos con cuidado o el NO-DO actual nos será impuesto en las películas que se proyecten en nuestros cines o en la televisión «pública» (repito para los desmemoriados, esa televisión que, queramos o no, hemos de costear todos).

La humillación de vernos todos los rojeras una y otra vez insultados, manipulados, silenciados y robados, sin posibilidad de respuesta, es un clásico preocupante de las llamadas nuevas democracias. Es como el clásico Capitán Trueno, que sabíamos siempre el fin de cada historieta antes de comprarlo: ganaba siempre. Lo que pasa es que el Capitán Trueno era un tongo previsible y evitable. Sólo era cuestión de tener o no las pesetas que costaba, así como de la animadversión o simpatía que te producía, para adquirir o evitar el documento y la consabida victoria final. Por el contrario, con el NO-DO pasaba que como la película fuera buena y acudiese mucha gente, por evitarlo te podías quedar fuera u ocupar un mal asiento.

Yo ahora estoy en la fase de evitar los programas, el noticiario o las tertulias monotemáticas. Pero me pasa que, ponga el canal que ponga, siempre aparece el mismo malhechor a vapulear, la misma España de siempre como prioritaria nación a desear, y las mismas voces de antaño... falta la simpática vocecilla que siempre nos alegraba la vida y el chunta-chunta obligado, tras el que había que aplaudir a rabiar con lágrimas en los ojos y una postura del brazo difícilmente igualable e incómoda. De ahí, según una teoría mía, la cantidad de artritis en las personas que conocimos esa época de tanta paz y progreso.

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