La situación en Honduras continúa empeorando según van pasando las 72 horas que la comunidad internacional ofreció al Gobierno golpista como ultimátum para que deponga su actitud. A la vez que llegan noticias de mayores restricciones y violaciones de derechos, diferentes organismos denuncian la situación que se vive en las calles del país centroamericano. Mientras tanto, las gestiones para que Roberto Micheletti y los militares que lo sostienen asuman su fracaso y depongan las armas no parecen prosperar. Micheletti amenaza ahora al presidente legítimo, Manuel Zelaya, avisándole de que en caso de pisar suelo hondureño será detenido para ser juzgado por los delitos de los que lo acusan los golpistas. Zelaya ha dicho que una vez que expire el ultimátum de la comunidad internacional, hoy mismo, tiene intención de viajar a su país acompañado de mandatarios latinoamericanos como Rafael Correa o Cristina Fernández. Micheletti también ha dicho que una posible solución es convocar elecciones. Tiene razón en que es necesario que los hondureños puedan votar. Pero no para elegir un nuevo presidente, sino para modificar una Constitución promulgada en una dictadura, una norma obsoleta pensada por y para la oligarquía que ha propiciado este golpe. Ese era el plan de Zelaya, eso es lo que defienden la mayoría de los hondureños y la comunidad internacional.