Las rebajas de verano llegan «flojas» tras una primavera complicada para el comercio
El comercio encara las rebajas de verano con cierto optimismo tras una difícil primavera. Los primeros días de la temporada no han sido malos, pero, como explican a GARA los propios comerciantes, no se acercan ni de lejos a las colas que se formaban antaño. Al parecer, el fantasma de la crisis está presente hasta en quienes no tienen problemas de bolsillo.
Nerea GOTI
Las esperadas rebajas de verano comenzaron el miércoles en Hego Euskal Herria -ya había comenzado en Ipar Euskal Herria- con descuentos de hasta el 70% en algún comercio, aunque no ha sido la tónica general. Más abundaron los carteles de descuentos del 20% y del 50% en una apertura de temporada con balance desigual según el comercio, pero que la mayoría describió como «floja, más floja que otros años». A excepción de algunas colas en conocidas franquicias, la mayoría de los comercios observaron más afluencia de lo normal entre semana, pero lejos de las antaño conocidas estampas masivas.
En lo que coinciden todos los establecimientos consultados por este diario -cerca de la decena de comercios de ropa y calzado de distintas dimensiones y características de Bilbo, principalmente, pero también de municipios de los alrededores- es que la apertura de rebajas con mayor o menor éxito llega tras una primavera difícil.
No obstante y aún a pesar de la crisis, los profesionales destacan que en el balance también tiene que ver la metereología. El calor sofocante de las primeras horas y la tormenta de la tarde restaron afluencia, según dicen, a una apertura «más animada por la tarde que por la mañana».
Las dependientas de una pequeña tienda situada en una de las calles de compras más frecuentada de Alde Zaharra de Bilbo esperaban a los clientes a primera hora de la tarde del miércoles. En su caso, la mañana había sido «muy floja», pero como destacaron más tarde «la crisis no es de este año, llevamos ya tres años de crisis» y ponían un ejemplo para describir cómo en los últimos tiempos se ha ralentizado la actividad; «los fabricantes hace mes y medio que han dejado de fabricar y sólo vuelven a fabricar por encargo», a diferencia de otros tiempos en los que la mercancía esperaba pedidos en cantidad y se podía acceder a la misma en cualquier momento. Añadían otra reflexión: las rebajas no salvan una mala temporada, «sirven más para quitar género y librar el almacén».
En este sentido, Jon Aldaiturriaga, gerente de la Asociación de Comerciantes del Casco Viejo de Bilbo, explica a GARA que «las rebajas nunca son una salvación» sino que «forman parte de la misma temporada. «Lo que se busca es hacer un hueco en el almacén y conseguir liquidez. Pueden servir para equilibrar gastos, pero el margen de las rebajas ni de lejos te permite una salvación o un beneficio adicional», precisa.
«Estamos contentos» señala Aldaiturriaga con respecto al inicio de los descuentos, que sitúa en el caso de las Siete Calles bilbainas entre el 20% y el 50%, y precisó que la crisis ha dejado más huella meses atrás. Según explica, el arranque de temporada, especialmente los meses de marzo y abril, fueron bastante malos, a diferencia de junio, que definió como «casi bueno». A su juicio, las verdaderas dificultades por efecto de la crisis económica se dan particularmente entre los autónomos y los negocios familiares.
En una pequeña tienda de las Siete Calles corroboraron algunas de estas reflexiones. «Los últimos quince días no han sido tan malos, pero los meses de atrás sí», indica una dependienta y en otro caso iba más allá, «hasta ayer -por el martes anterior a la apertura de la rebajas- la gente entraba pero casi no había ventas». En Xabier Olañeta, el encargado del establecimiento se muestra satisfecho con las primeras horas de rebajas, pero confirmó asimismo que han pasado meses «difíciles».
Los comerciantes de Gipuzkoa coinciden en la misma apreciación sobre la evolución de la actividad en los últimos meses, tanto, que señalan la salida de ofertas especiales antes de la temporada de rebajas y constatan que el gasto también se ha reducido, según precisa a este diario Josune Insausti, secretaria de la asociación de comerciantes Dendartean.
Menos empleos
Por lo que respecta al efecto de la crisis en el empleo, el representante de los comercios del Casco Viejo asegura que no le constan despidos y sí algún cierre de negocio, aunque precisa que en los últimos tiempos han coincidido en el tiempo ceses por jubilación. En Dendartean sí observan pérdida de empleo, aunque no está cuantificada. A pie de tienda, en algunos casos comentan que este año no se ha contratado personal adicional para hacer frente a las rebajas, otros confirman que no se han perdido empleos pero sí han visto reducidas sus jornadas laborales, y en otros casos, como en una conocida franquicia instalada en la Gran Vía bilbaina, apuntan que a compañeros con contratos temporales no se les han renovado.
No obstante, la mayoría reconoce su temor a que la bajada de las ventas afecte a sus puestos en un futuro próximo. «Las chicas que trabajan por aquí están un poco preocupadas porque no saben qué va a pasar. Encima, oyes que Zara va a cerrar en Ballonti y esas cosas y sí que nos preocupa», indica al respecto una empleada.
Según datos de la confederación del comercio, a nivel del Estado español la caída del consumo derivada de la crisis ha provocado un descenso del número de trabajadores en el sector de en torno al 4% en el primer cuatrimestre, lo que supone una pérdida de 128.000 empleos. Aun así, destacan que el descenso de empleos ha sido menor que en las grandes superficies, donde la caída se cifra entre un 7% y un 10%. Además, advierten que el cierre de establecimientos no llega al 2% de su estructura comercial.
Los profesionales del sector, observadores de primera mano del comportamiento del consumidor, constatan que en todo caso la crisis se nota, y mucho, en las tiendas de ropa y calzado.
«La gente ha estado mirando antes del inicio de las rebajas y sobre todo quería saber cuánto se iba a descontar cada prenda. Se nota que han esperado hasta ahora para comprar», indican en uno de los establecimientos consultados.
En el caso de otro conocido centro comercial bilbaino, El Corte Inglés, reconocen que no «son los mejores momentos» en lo que respecta al consumo, pero matizaron que corran buenos o malos tiempos la gente siempre espera a las rebajas para comprar», según explica José Carlos Ramos, jefe de relaciones externas. Ramos considera que «los comercios han hecho un esfuerzo» y añade que «se está vendiendo a unos precios más razonables», al tiempo que alude al efecto sicológico de la crisis en los consumidores. Explica que «la gente gasta menos» y añade que ésta es una realidad entre las familias directamente afectadas por la crisis y para quien aun disponiendo de una economía saneada, se retrae a la hora de hacer una compra por ese efecto sicológico que produce la incertidumbre en una situación de crisis. Ese temor, según resalta, es el que tanto se nota en los últimos tiempos en el consumo.
Hablando de la situación del comercio, aflora otra curiosa observación. En Alde Zaharra de Bilbo aprecian que «se está volviendo a la compra de proximidad», quizás, apuntan a este respecto, porque se valora la calidad y la confianza y porque tal vez muchos consumidores se replanteen también coger el coche para desplazarse a una gran superficie.
Descenso del gasto
Estudios realizados por el sector reflejan un descenso del gasto medio por persona durante las rebajas, que en En Hego Euskal Herria se calcula en una media de 100 euros. En Nafarroa se eleva hasta los 150 euros, algo más que en las pasadas rebajas de invierno (146 euros) pero por debajo de la media del año anterior (157 euros).
Según datos de la Asociación de Consumidores de Nafarroa Irache, el porcentaje de personas que aprovechan las rebajas para comprar ha crecido. Destaca, en este sentido, que un 15% de los encuestados reconoce un gasto de menos de 60 euros y un 12% manifiesta que gasta entre 240 y 400 euros.
Desde Irache esperan un gasto inferior en estas recién iniciadas rebajas, porque la crisis económica puede reducir el poder adquisitivo de parte de los consumidores y debido a que en las rebajas de verano generalmente se gasta menos que en las de la temporada de invierno.