Pagar con teléfono móvil una opción que ya funciona en buena parte del mundo
La posibilidad de usar el teléfono móvil para hacer transferencias de dinero o pagos, es decir, utilizar el móvil como una tarjeta de crédito es ya una realidad, curiosamente más habitual en las zonas más pobres que en el llamado primer mundo, donde lo que preocupa es la seguridad.
GARA
La industria telefónica ve el dinero en el móvil como un enorme nuevo mercado además de los ya existentes servicios de voz, texto y datos. Pero los bancos, con el apoyo de los reguladores financieros, se han resistido durante mucho tiempo a los esfuerzos llevados a cabo por las operadores para modernizar a sus consumidores.
Esto no ha frenado al sector a la hora de adentrarse en los servicios financieros como las transferencias, los pagos o las transacciones, especialmente en los mercados emergentes donde los bancos cuentan con raíces más débiles. La cuestión se reduce a quién está preparado para asumir los riesgos como la seguridad, el crédito y la amenaza del fraude. Los bancos tienen una amplia experiencia en el manejo de este tipo de riesgos y saben cómo funciona eso de acumular dinero y aprobar créditos. Por otro lado, las empresas telefónicas están acostumbradas a facturar a millones de personas por la utilización de las redes.
El sector de la telefonía está preparándose para dar la opción de pagar con el móvil, que sustituirá al dinero en efectivo o a las tarjetas de crédito, y que podría ser de uso normal en tres o cuatro años.
En el mundo desarrollado, en el que existen muchas alternativas en cuanto a servicios financieros, es más difícil demostrar la necesidad de utilizar los servicios de los teléfonos de móviles.
África a la cabeza
Los bancos más innovadores como HSBC, que cuenta con servicios como la unidad de telefonía y banca online FirstDirect UK, buscan ofrecer acceso a las cuentas directamente a los usuarios del iPhone de Apple. Pero los servicios bancarios móviles están limitados tanto por la complejidad técnica como por la falta de demanda.
La respuesta para las compañías telefónicas es hacerse con los miles de millones de usuarios de móvil en todo el mundo que no tienen una cuenta bancaria. La gran mayoría viven en países en desarrollo, que son los que están experimentando el mayor aumento en el uso de teléfonos móviles.
La caída de los precios ha permitido a cerca del 40% de los usuarios africanos comprar teléfonos móviles, y se espera que ese número ascienda al 70% en cuatro años. El 77% de los africanos, por contra,, no tienen cuenta bancaria.
En África, los envíos de dinero por medio del móvil se están convirtiendo en una práctica a la orden del día. Millones de africanos se están uniendo a Japón en romper una barrera tecnológica que permanece en Europa y Estados Unidos y abre la puerta a lo que podría ser el dinero del futuro. Se ha pasado de simples transferencias de efectivo por mensaje de texto a pagos de todo tipo, desde un taxi a una factura, lo que hace posible pasar un día en Nairobi, por ejemplo, sin llevar dinero encima.
6,5 millones de clientes en dos años
Sólo una de cada cinco personas tiene cuentas bancarias, sobre todo por los costes prohibitivos para los bancos de gestionar oficinas en zonas remotas de un continente en el que muchos de sus 1.000 millones de habitantes viven con unos pocos dólares al día, o incluso menos.
Pero los móviles se están extendiendo rápidamente, llegando a 270 millones en 2007, 220 millones más que cuatro años antes, según la patronal GSMA.
M-PESA se ha asociado con el Kenya Commercial Bank para permitir a los usuarios que no tengan cuentas corrientes enviarse dinero, una fórmula que en sólo dos años ha atraído a 6,5 millones de clientes, es decir, uno de cada seis kenianos.
En Japón, el país pionero de la tecnologíalos modelos empresariales que van hacia los teléfonos-cartera, unos 55 millones de móviles tienen una función de dinero electrónico, así que alrededor de la mitad de los japoneses lo llevan.
El coste de construir y administrar una red de 9.000 agentes fiables para llevar el dinero que debe pagarse al final de la cadena supone, sin embargo, que el sistema todavía no da beneficios. Aún así, el Banco Mundial en África lo ha calificado de «piedra angular para el desarrollo», por su potencial para movilizar economías rurales.
El mercado mundial para el dinero móvil está creciendo un 70% al año y debería llegar al nivel más alto en 2012 con más de 190 millones de clientes, es decir, un 3% de los usuarios de móviles, según un informe elaborado por la consultora de tecnología de la información Gartner, que se publicó el pasado mayo.
«Los móviles están en una posición excelente para convertirse en el canal digital principal para los proveedores de servicios bancarios y otros servicios financieros relacionados en mercados emergentes», destaca el analista de Berg Insight Marcus Persson.
En la mayor parte de Europa y de Estados Unidos el acceso a Internet de alta velocidad -que permite la banca en Internet- ha sido un freno al dinero móvil, pero Insight espera que vaya creciendo con la extensión de tecnologías inalámbricas como Bluetooth, de modo que ya no es un sueño, sino una realidad a la vuelta de la esquina. GARA