Txisko Fernández Periodista
Pastillas de yodo para tragar uranio
Rodríguez Zapatero, el poderoso lobby del sector eléctrico español y el PP están intentando desviar el tema de fondo en torno al riesgo que conlleva el uso de la energía nuclear hacia un debate menor, en el que el «gran problema» parece circunscribirse al futuro económico de una pequeña comarca burgalesa.
Las dos multinacionales que comparten la propiedad de Garoña a través de la empresa Nuclenor -Iberdrola y Endesa- han puesto el grito en el cielo por la decisión del Gobierno del PSOE de prorrogar el funcionamiento de la central «sólo» hasta 2013, ya que ellos exigían la fecha de 2019. Que estas dos empresas utilicen argumentos como las pérdidas económicas que sufriría la zona para rechazar el cierre es como para ponerse a llorar... de risa. Para no entrar en detalles, recordemos sólo que Iberdrola obtuvo en 2008 un beneficio récord de 2.860 millones de euros.
Ese dato debería ser utilizado, por ejemplo, por el Ayuntamiento del Valle de Tobalina si realmente quiere que sus vecinas y vecinos reciban una «recompensa» por el cierre de la central. Porque apelar a que gracias a la instalación de la planta nuclear se dispone de servicios básicos -colegios, piscinas o un hogar del jubilado- es el colmo del síndrome de Mister Marshall, pero sin pizca de gracia.
Como saben todos los habitantes de uno y otro lado de la muga entre Castilla y Euskal Herria que en esa zona marca el Ebro, los beneficios en metálico que aporta la central nuclear no sirven para superar la ansiedad que provocan los planes de evacuación o las pastillas de yodo que se les suministra por si acaso se produce una fuga radiactiva.
Ese riesgo de accidente nuclear está contemplado oficialmente -no es una fábula inventada por los ecologistas- y es conveniente tener muy presente lo que puede suceder si un error humano o una circunstancia imprevista hace saltar la alarma. Por eso, utilizar argumentos tan baratos como un plan de empleo para la zona, ¡en un Estado que ya cuenta con cuatro millones de parados!, para alargar la «vida» de la central puede salirle muy caro a la población del entorno de Garoña.
Tanto ZP como Nuclenor quieren mantener la dieta de yodo a cambio de unos milloncejos. El riesgo no disminuye, pero sus conciencias duermen mejor.