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El debate político en la CAV retrocede a los años 90

La exclusión de la izquierda abertzale del Parlamento de Gasteiz no sólo ha supuesto abrir la puerta a un cambio de gobierno, sino que en apenas unas semanas ya se puede comprobar un retroceso a finales del siglo pasado en cuanto a las materias de debate político. De la búsqueda de otro marco, la aprobación del Nuevo Estatuto y la consulta se ha retrocedido al debate de las competencias. Y ya hay propuestas para resucitar el Pacto de Ajuria Enea.

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Iñaki IRIONDO

El lehendakari Patxi López lo definió con certeza este 25 de junio en el Parlamento: «Frente a legislaturas anteriores en las que se certificaba permanentemente la defunción del Estatuto, ésta la hemos iniciado reivindicándolo». Y no se refería solamente a la posición de su gobierno o a la de sus socios del PP, sino que daba cuenta de que también el PNV y EB parecen haber retrasado su calendario a la década de los 90.

Desde la experiencia de lo ocurrido en el Parlamento de Iruñea, donde la izquierda abertzale lleva proscrita seis años, durante la campaña del 1-M ya se anunciaba en un análisis en estas mismas páginas que la exclusión institucional de los independentistas no sólo supone que desaparezcan sus reivindicaciones de los debates parlamentarios, sino que altera y modifica totalmente la agenda política.

Lo acontecido en Nafarroa empieza a trasladarse a la CAV, con el agravante en este caso de que la alteración de la voluntad popular ha supuesto algo más que la alternancia en el gobierno entre dos partidos, ya que se ha dado un vuelco en la autodefinición nacional de la mayoría gobernante.

Casi sin haber tenido tiempo ni para empezar a gobernar, el primer efecto de la tramposa mayoría constituida por PSE y PP es que en materia de soberanía el debate dominante ha dejado de ser el de la superación del Estatuto y la búsqueda de un nuevo marco, para instalarse en el de las fórmulas de traspaso de algunas de las transferencias pendientes; mientras que en el plano de la búsqueda de la paz y la normalización, de lo que ahora se habla es de la constitución de una nueva Mesa de Ajuria Enea. Es decir, la CAV parece haber entrado en una máquina del tiempo para volver a los debates del siglo pasado.

Lo llamativo es que la oposición -o al menos su porción mayoritaria- no ha tardado en adaptarse al viejo terreno de juego, sin plantear siquiera un periodo de defensa de aquellos espacios que ya se habían ganado en el debate y de los caminos que ya se habían recorrido. La primera iniciativa parlamentaria que Ezker Batua ha llevado a un pleno ha sido una proposición no de ley «relativa a negociación y calendario de transferencias pendientes». E inmediatamente después, en el primer pleno de control al Gobierno, ha sido el PNV el que ha interpelado al lehendakari «sobre la política de desarrollo autonómico y transferencias que piensa desarrollar».

Nadie diría que en el mismo salón de plenos, en setiembre de 2002, se constató que el Estado había quebrado de manera unilateral «el consenso estatutario que sirvió de marco pactado en su día», y que en diciembre de 2004 se aprobó un nuevo Estatuto político. Nadie diría tampoco que allí mismo en junio de 2008 se aprobó la celebración de una consulta con la que se pretendía iniciar «un proceso de negociación [entre los partidos vascos] para alcanzar un acuerdo democrático sobre el ejercicio del derecho a decidir del Pueblo Vasco».

El diputado del PNV que interpeló al lehendakari, Ricardo Gatzagaetxeberria, le afeó a López que en campaña y en su programa hubiera empleado términos como «me propongo desarrollar el Estatuto» y «es necesaria la actualización, la reconstrucción del Estatuto». «Parece -explicó el representante jeltzale- como si el Estatuto hubiera quedado desfasado o el Estatuto hubiera quedado derruido y es necesario actualizarlo y es necesario reconstruirlo. Pero usted sabe que esta Cámara ha trabajado concienzudamente sobre el desarrollo del Estatuto de Autonomía. Hemos logrado acuerdos importantes, fundamentalmente dos, el del año 1993, y el del año 1995».

Y tras esto el PNV planteó en estos términos la cuestión: «Queremos saber en este debate sobre el Estatuto de Gernika -porque el otro Estatuto se aprobó en su día pero no es objeto de este debate en este momento, es otro debate político- qué acciones va a desarrollar usted para poder desplegar el conjunto de materias que pactamos prácticamente por unanimidad en esta Cámara».

La respuesta, como se recogía al inicio de este texto, prácticamente le vino dada al lehendakari. «Me alegro de que me haga esta interpelación -se relamió López- porque frente a legislaturas anteriores en las que se certificaba permanentemente la defunción del Estatuto, ésta la hemos iniciado reivindicándolo. Hemos iniciado esta legislatura poniendo en valor el Estatuto como corresponde a la norma básica que constituye a Euskadi como una comunidad política».

También en el terreno de la paz y la normalización el debate corre peligrosamente hacia el pasado. Apenas habíamos salido del pulso mantenido por el PNV con el PSE-PP sobre quién es más contundente en el uso de la Ertzaintza contra la izquierda abertzale cuando se pone sobre la mesa la eventualidad de resucitar el Pacto de Ajuria Enea.

Al lehendakari le preguntaron el pasado 24 de junio en Madrid sobre las posibilidades de reeditar el Pacto de Ajuria Enea, y Patxi López salió de la cuestión señalando que no era partidario de ello porque ya existe un acuerdo tácito de principios y tratar de llevarlo a un escrito podría complicar las cosas. Sorpresivamente, es el PNV el que recoge el guante y el domingo, en una entrevista en «El Correo», Iñigo Urkullu afirma: «Yo sí estaría dispuesto. Me llama la atención que el lehendakari López vea que no conviene en estos momentos». El líder del EBB dice temer que la negativa a buscar consensos se dé porque ya tiene un acuerdo previo con el PP, pero luego es Antonio Basagoiti quien en su primera reunión oficial en Lehendakaritza traslada también a López la necesidad de poner en marcha ese Pacto de Ajuria Enea bis.

Caemos por un tobogán a la antigüedad. Sólo falta que Mayor Oreja y Jáuregui vuelvan de Europa y Ardanza regrese de Euskaltel.

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