Chris Sharma lleva ya muchos años siendo una de las referencias principales de la dificultad mundial. Pero no sólo eso. Nos atrevemos a decir que es un alquimista de la escalada deportiva, donde conjuga a la perfección grado extremo y una visión muy centrada. Como bien demuestra en esta entrevista concedida a GARA, el escalador estadounidense ha evolucionado en una dirección no distorsionadora. No sólo se baña en grados y letras que están muy alejados para los comunes; también sabe interpretar de una forma muy humana la roca, sus líneas y los encadenamientos.

No hace ni un mes que se hace con una obra propia, Pachamama; según usted, un 9a+ duro de Oliana. Ya cuenta con varias líneas de ese grado: La Rambla, Papichulo, Biographie... Parece que su objetivo en la actualidad está centrado en abrir vías de muy alta dificultad.

Pachamama es de un estilo parecido a los reseñados. No creo que bajará de ese grado. Para mí, el número pierde importancia. Y lo explico. Aquí en Catalunya salen muchas vías de ese grado. Lo que me interesa en la actualidad es abrir líneas muy duras, que formen parte de la evolución. Quiero abrir más y más, ayudar a mejorar y superar mi nivel. Prefiero una buena base en ese grado antes que probar vías de 9b o 9b+.

Tengo otro proyecto todavía más duro. Y por aquí hay más de 50 líneas superiores al 8c+. Todo ello me motiva mucho. Es una pena que con toda la roca que tenemos aquí la gente no caiga seducida. La gente no mira a la roca, a las paredes... hay muy pocos equipadores con nivel súper alto de 9a para arriba. Y eso que hay muchas líneas obvias. Equipar me motiva; sí, ese proceso de experimentar, mirar, leer... Aunque supone un gran trabajo es muy divertido.

¿Que le supone haber echado raices en Catalunya?

Es un lugar privilegiado. Me ayuda para mejorar, para tener proyectos cerca de casa. Hace poco estuve en China y equipé 4 vías, pero fui para 3 semanas y no tuve tiempo para casi nada. Aquí estoy de forma estable; es una nueva etapa en mi carrera de escalada. Antes siempre estaba viajando, y perdía mucha concentración.

Gracias a ese cambio en su vida, está poniendo verdaderamente en práctica su filosofía: encontrar una línea intacta, imaginar el itinerario, descubrir que es posible escalar con las presas existentes, equipar y, además, realizar la primera ascensión.

Has dado en el clavo. El proceso de equipar y encadenar conjuga los fundamentos más importantes de la escalada de aventura y deportiva. Y eso es lo que me va. No lo puedo hacer de otra manera. Yo no entreno; sólo escalo en roca. Veo una línea, me motiva y la pruebo a muerte.

Pero esa filosofía va en perjucio de una apuesta por la escalada a vista, ¿no?

El a vista es más en plan divertido, y ahora estoy más centrado en los proyectos duros. Para el a vista necesitas mucha fuerza para leer la vía. Si tengo un proyecto duro hago algo a vista y luego pruebo el proyecto. Mi vida no tiene mucha estructura. Soy muy libre y no entreno. El proyecto se convierte en objetivo y me ayuda a organizar las cosas. El a vista es mejor para cuando viajo. Ahora necesito proyectos, como la compra de la casa, porque sin ellos voy flotando por el mundo. Eso sí, reconozco que el lado más puro es el a vista, pero me siento más torpe. Con los proyectos, veo lo que hay y tengo más tiempo para analizar.

Hay quienes afirman que el grado en Catalunya está demasiado inflado.

En algún momento quizás sí pasó eso. Para asentar un grado tiene que pasar tiempo. Quizás pase eso con las nuevas vías. Aquí viene mucha gente de todo el mundo y eso hace que el grado se asiente. Dicen lo que piensan.

El grado no tiene mucha importancia, sólo es una referencia. Yo busco lo más duro pero para mí, y no tengo referencia de algo más fácil. La escalada es más que dar un grado. Yo antes no graduaba, y la gente le ponía el grado. Y ahora creo que tengo la responsabilidad de ayudar. Aportar sí, pero sin hacer marketing.

¿Pero no cree que en la actualidad la mayoría de los escaladores sólo enfocan su actividad en un número y una letra, dejando de lado otros aspectos de la escalada? Y además es algo normal, ya que estamos hablando de deportiva.

La deportiva también es estética, no sólo dificultad. No es sólo campues y tracciones. Sí, de acuerdo, muchos le dan excesiva importancia al grado. Es normal que haya esa obsesión. A veces no es malo, ya que ayuda a mejorar.

Yo nunca he sido de plafón. A mí me motiva ver un muro súper guapo, el entorno que le rodea... Y si la línea es dura, pues mucho mejor para poder mejorar como escalador. No me interesa un 9a+ feo, sino equipar vías 5 estrellas.

Hablando de vías 5 estrellas, usted es uno de los pocos escaladores que se ha atravido a probar Chilam Balam (propuesta de 9b+). ¿Qué opinión tiene de la vía y de lo ocurrido en torno a ella?

La probé y me gustaría volver, ya que ahora tengo más tiempo. La probé hace 3 años, y en aquél momento no estaba a tope en deportiva. La vía es dura, larga y difícil de saber sobre su dificultad. Tiene muchas secciones, pero, al mismo tiempo, muchos reposos. En alguno de ellos puedes pasar media hora. Sobre su polémica, prefiero estar fuera de ella. La deportiva, a diferencia de otros deportes con reglas y jueces, sólo tiene deportistas. Ocurre lo mismo con la montaña, uno dice que subió y... mentir es más fácil. Se ha mentido más de una vez y eso tiene su influencia. Pero también está la confianza.

Hay que saber qué es la escalada para cada uno. Es bueno que no haya reglas, que no se pueda meter todo en una caja, no es sólo blanco y negro... Es la magia de la escalada. No sé si la hizo, no digo si sí o si no. Hay gente que duda porque no se sabe nada de su asegurador, porque no había mucho magnesio, ni marcas de pie de gato... Eso es lo que todos sabemos. No sé qué solución tiene para que no haya polémica. Quizás necesita más documentación, como grabar su escalada. Es normal que se diese una situación como la que estamos comentando. Ahí está el beneficio de la duda, la gente tiene derecho a dudar.

Es una vía visionaria y futurista. Me motiva la vía, tengo ganas de probarla y me da igual si ya se ha escalado o no. Bernabé (Fernández) tuvo una visión.

Su ética se basa en el respeto a la roca, a la gente, a la naturaleza... Se trata de una visión bastante libertaria de la escalada en la que, como afirma, no le gusta el aspecto de las reglas y de los jueces. Pero ha competido y compite.

La competición está bien, sobre todo porque de ahí sale un ganador. No me siento parte de ese formato. Para mí, la esencia de la escalada es ir a la roca, descubrir líneas, ir a vista, darle a algo duro, percibir la naturaleza... Las competiciones se hacen en un muro artificial y con reglas, y eso no está ligado con la esencia de la escalada. La escalada es orgánica y no la podemos controlar.

Estoy de acuerdo con ciertas reglas como no pillar una cinta. La escalada es un espacio para que la gente se exprese. Hay un mundo práctico (reglas) y uno orgánico (la roca).

En una competición dio positivo por marihuana. ¿Existe mucha hipocresía con ese tema?

Hay mucho de políticamente correcto, de una visión demasiado deportiva, de una apuesta para que la escalada sea olímpica. Si nos ceñimos a la competición es normal que haya las mismas reglas, pero la roca es libre, y, por lo tanto, si quieres fumarte un porro, pues te lo fumas.

¿Qué opinión le merece el fenómeno Adam Ondra?

Está súper guay lo que hace. Ondra tiene todo para hacer. Es bueno que haga vías de ese grado, porque así va a tener más perspectiva. Y si quiere equipar, todo lo que está haciendo le va ayudar mucho. Tiene talento, encadena vías en muy pocos intentos... Es el futuro.