Arbolado de Pagasarri sufre grandes desbroces por las líneas de alta tensión
Usuarios del macizo de Pagasarri y ecologistas denuncian los «importantes» desbroces, «con pasillos de hasta 20 metros de ancho», que se han efectuado en las faldas de Arnotegi y Rastaleku, en Artigas, por las líneas de alta tensión que discurren por este pulmón verde de Bilbo.
Agustín GOIKOETXEA |
En el marco de las labores de mantenimiento de los tendidos eléctricos que cruzan el macizo de Pagasarri, brigadas de operarios forestales llevan varias semanas desbrozando de brezo y matojo los terrenos por donde discurren. La alarma ha saltado, según montañeros y ecologistas, cuando en la zona de Arnotegi se ha abierto un pasillo de 20 metros de ancho y los denunciantes temen que estos desbroces se extiendan a San Roke y Bolintxu, donde pasan líneas de alta tensión y existe una «zona boscosa de frondosas autóctonas y foráneas, pero de gran valor natural».
A los usuarios de Pagasarri les preocupa que, después de muchos años sin realizar esos trabajos de mantenimiento y cuando el arbolado ha crecido, «especialmente en San Roke, donde la vegetación es una de las más frondosas del macizo, ahora se tale bajo la excusa del peligro de incendio o caída de la red». El trazar pasillos de 20 metros de ancho en San Roke, en las peñas de Uzkorta, y Bolintxu, a juicio de estos ciudadanos, supondría «crear una cicatriz enorme, teniendo en cuenta el espacio que recorre la línea de alta tensión que, por otra parte, pasa por el mismo centro del bosque; lo dividiría en dos».
Añaden que el entorno de la ermita de San Roke pudiera verse afectado por las talas, ya que en las cercanías discurre un tendido que tiene su torreta más alta en la cumbre de la cantera de Peñascal. «Si se llevara a cabo, una importante superficie de arbolado sería eliminada del ya escaso bosque de Pagasarri, que si bien se ha regenerado por una parte con especies foráneas de crecimiento rápido, como el roble americano, las últimas plantaciones de especies autóctonas -roble y haya, entre otras- tardarán todavía varias décadas en hacerse notar debido a su lento desarrollo», advierten.
Así, piden a los responsables municipales que articulen las pertinentes medidas de control para que los desbroces no causen grandes destrozos en la masa vegetal. Plantean, por ejemplo, que se protejan los árboles con redes para no ser cortados. Además, a los usuarios de Pagasarri les preocupa que viejas torretas, «como las que vienen desde Pastorekorta hacia Erdiko Landa, en dirección a Alonsotegi», no fueran desmontadas a pesar de que están en desuso.
Una torreta de control eólico ha sido reinstalada en la cima de Ganekogorta, la anterior se encontraba fuera de servicio después de que fuera derribada o desmontada. Con ella, se vuelven a registrar datos acerca de la velocidad y fuerza del viento y, según usuarios del macizo de Pagasarri y ecologistas, comienzan de nuevo las conjeturas sobre un futuro parque eólico, a pesar de que ya hace un tiempo se descartó tal posibilidad. Dos anemómetros, uno a media altura y otro en la punta de la torre miden la velocidad mientras que una placa solar abastece a los sistemas electrónicos que captan los datos.
No son pocos los colectivos y ciudadanos que levantaron la voz ante los planes de Lakua para construir un parque de molinos en esta cumbre. La puesta en servicio de la nueva torre preocupa, ya que «con este tipo de instalaciones comienzan siempre todos los parques eólicos que se han construido con anterioridad», explican los denunciantes. «Las mediciones de velocidades y fuerza del viento son imprescindibles para justificar su construcción, y eso es lo que hacen estas estaciones: justificar que en base a los datos obtenidos de ellas, la creación del parque eólico es rentable».
Al margen del impacto paisajístico de los molinos en Ganekogorta, una infraestructura energética de estas características necesita de una pista de acceso que alteraría ese entorno natural, además de las afecciones negativas que acarrearías las obras de construcción. A.G. Torreta de medición en Ganekogorta.