Mark Cavendish no dejó margen a la duda, demostró su insultante superioridad en los metros finales y apunta a que puede dejar pequeñas las cuatro victorias parciales que cosechó el año pasado en la carrera francesa. El natural de la Isla de Man no sólo va a ser un digno sucesor de McEwen, Zabel o Cipollini, sino que se perfila como un ciclista que les va a superar en palmarés.

A su favor está su temprana edad -tiene 24 años-, un equipo que le lleva en volandas -se puso de manifiesto en la etapa de ayer- y unas cualidades innatas para volar sobre el asfalto, heredadas de sus inicios como afamado pistard.

De momento, le ha bastado la primera oportunidad de la que ha dispuesto en el presente Tour para exhibirse y no parece que vaya a ser la última, pese a reconocer tras su victoria que tenía alguna incógnita respecto al rendimiento de sus piernas. Su contundente triunfo las disipó de un plumazo. Además, no tiene pinta de que vaya a haber enfrente rivales de entidad que le inquieten. Las ausencias de los veteranos Petacchi -nunca ha sido un hombre muy pro Tour, a excepción de 2003- y Robbie McEwen -se fracturó la tibia en la segunda etapa de la Vuelta a Bélgica-, amén de un Tom Boonen recuperado a última hora, tras su positivo por cocaína, pero que es una auténtica incógnita después de ganar su campeonato estatal, hacen presagiar que los sprints de la presente edición de la ronda gala puedan convertirse en un auténtico monólogo del británico.

Koldo se fue al suelo

Por si no tuviera suficientes factores a su favor, Cavendish también se encontró con la ventaja de salvar la caída -estuvo muy bien colocado en todo momento- que se produjo en la parte final de una llegada que dice muy poco en favor de la mejor carrera del mundo. El más perjudicado del incidente resultó uno de los nuestros.

En su primera llegada en un Tour, el especialista de Euskaltel Euskadi, Koldo Fernández de Larrea, tomó una trayectoria equivocada en la última curva, bastante mal señalizada, y acabó dando con sus huesos en la dura brea. Heridas en muslo, cadera, hombro y bíceps izquierdos fueron el parte de guerra del de Zurbano, que continuará en carrera a la espera de ver cómo evolucione del golpe.

Fue un día accidentado para la escuadra vasca. Antes, Igor Antón y Alan Pérez habían dado un par de buenos sustos por otras tantas caídas, aunque de menor importancia, en una etapa que también estuvo marcada por el calor y la fuga de Stef Clement, Cyril Dessel, Stephan Augé y Jussi Veikkanen, que no acabó cuajando.