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«Los sindicalistas colombianos son un obstáculo para el plan del capitalismo en la zona»

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Iñaki Alforja
Realizador de documentales

El nuevo trabajo de Iñaki Alforja, «9 de cada 10», recoge testimonios directos sobre la represión que padecen los sindicalistas colombianos, una de las más intensas que se registran en el mundo y que coloca a este país en la cabeza del ránking de sindicalistas muertos.

Martxelo DÍAZ |

Tras «Ezkaba, la gran fuga de las cárceles franquistas», Iñaki Alforja ha realizado, en colaboración con Aldea y Mugarik Gabe, «9 de cada 1o», un documental que recoge la represión que padecen los sindicalistas colombianos. El título hace referencia a que nueve de cada diez sindicalistas que son asesinados en el mundo son colombianos.

¿Como surgió el proyecto de elaborar el documental «9 de cada 10» sobre la persecución que sufren los sindicalistas colombianos y otros colectivos de izquierdas en ese país latinoamericano?

«9 de cada 10» es un documental que han impulsado las ONG Aldea y Mugarik Gabe, producido por Itzala Produkzioak y realizado por mí. En el documental hemos dado directamente la palabra a los diferentes sectores sindicales y sociales. Entre ellos se encuentran sindicalistas agrarios y del sector de la energía, senadoras, concejales del Ayuntamiento de Bogotá, representantes de la Iglesia católica y otras organizaciones.

Las muertes de sindicalistas colombianos ocupan un lugar destacadísimo en las estadísticas mundiales, pero es un drama que no suele aparecer habitualmente en los medios de comunicación.

Como en otras realidades, la gran mayoría de los medios de comunicación juegan un papel silenciador y amortiguador de la información que no es afín al sistema imperante. Que nueve de cada diez sindicalistas en el mundo asesinados sean colombianos, es un dato mucho más significativo que una mera estadística. Se trata de una limpieza ideológica y social planificada y diseñada desde diferentes poderes económicos de dentro y fuera de Colombia.

La persecución sindical, como queda en evidencia en el documental, tiene una estrecha relación con el saqueo de los recursos naturales del país que están llevando a cabo las multinacionales.

Desde EEUU y los estados de la Unión Europea a Colombia y a Latinoamérica se les ve no como socios económicos sino como a esas viejas colonias que hay que seguir explotando y esquilmando. No se admite la libre determinación de los pueblos y naciones de Latinoa- mérica ni tampoco se consiente su dignidad y resistencia. Las personas que defienden los derechos humanos, los que practican un sindicalismo de clase, los que militan en organizaciones de izquierda y los pueblos indígenas son obstáculos que estorban a los planes del capitalismo en la zona. Son las que se oponen a las privatizaciones de empresas públicas, concesiones a multinacionales, apropiación de recursos por parte de éstas....

Otro fenómeno que las autoridades colombianas intentan que permanezca fuera de los medios de comunicación es el de los miles de desplazados internos debido al acoso que padecen.

Estamos hablando de más de cuatro millones de personas de un total de poco más de 40 millones. Los diferentes gobiernos colombianos no han admitido nunca las cifras reales. Son un problema que no quieren que exista, pero tienen más de cuatro millones de «problemas» sin solucionar que están ahí. El objetivo del desplazamiento es la «limpieza» territorial en las zonas rurales, más vinculada a intereses de explotación económica que al conflicto interno armado que sufre el pueblo colombiano en los últimos 50 años.

Denunciar todo esto en un país como Colombia no resulta nada fácil. ¿Han tenido dificultades con las autoridades para poder grabar este documental?

Nuestro trabajo se ha enfocado para que sea visto fuera de Colombia principalmente. No tuvimos ninguna interferencia por parte de las autoridades ni dificultad ninguna, entre otras cosas porque no requerimos su colaboración. Las personas y los medios colombianos que denuncian e informan desde allí son los que más sufren las consecuencias de la colaboración de fuerzas y aparatos del Estado colombiano con el paramilitarismo.

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