«La palabra de la literatura tiene más fuerza en esta época en que el mensaje político se ha anquilosado»
Director de la Semana Negra de Gijon
Paco Taibo, más que un nombre y un apellido, es ya una marca registrada. La inició el padre, con una vasta obra literaria y periodística que abarcó casi todos los géneros, y la ha continuado el hijo, Paco Taibo II, a ambos lados del Atlántico. Un año más, es director de la Semana Negra de Gijón, que arrancó el día 10 y finalizará el 19. Esta entrevista habla del festival, y del poder de la palabra.
Koldo CAMPOS SAGASETA | GIJÓN
El exilio al que, a veces, obliga la coherencia había llevado a Paco Taibo I, en compañía de su mujer y de su hijo mayor Paco Taibo II, a exiliarse en México. Era el año 1959 y tampoco era la primera vez que el exilio se convertía en destino. Originario de Asturias, las circunstancias de la vida, también, lo hicieron mexicano. Y lo fue como escritor, así fueran novelas, ensayos o dramas los pretextos para urdir historias que dignificaran a los seres humanos; como historiador que se negó a reiterar la crónica oficial de la patraña; como gastrónomo agradecido de la buena cocina; como periodista empeñado en rescatar la ética para su ejercicio. Hasta su muerte, ocurrida en noviembre del año 2008, no tuvo más ambición que compartir la mesa y la palabra. Porque de tal palo tal astilla, Paco Taibo II retomó la tinta y el talento, y con el mismo vigor, pero a su manera, se entregó a la tarea de edificar su mundo y pensamiento en una obra, igualmente pródiga y fecunda que pronto cumplirá cuarenta años.
En el camino no quedan, sino están, alrededor de cincuenta títulos que en más de veinte países dan nombre a novelas, ensayos, cuentos, reportajes perio- dísticos, comics, así como importantes premios literarios. Y entre otras hermosas criaturas hijas de la creatividad de ambos, también queda, porque está, esta Semana Negra de Gijón que comenzó reuniendo hace veintiún años a algunos miles de asistentes, y en la actualidad acerca a Gijón a más de un millón de personas, además de centrar el interés cultural durante nueve días. Paco Taibo II, director de la Semana Negra, responde para GARA algunas preguntas sobre la Semana Negra de Gijón y otros temas.
¿Qué ha perdido y qué ha ganado la Semana Negra desde que echó a andar?
Ha ganado en riqueza de temas, en flexibilidad, en profundidad de debate, en precisión y, sobre todo, en consolidar la mezcla de gran fiesta popular con un potente encuentro literario, el mestizaje, la incorporación de lectores accidentales. Ha perdido a un director y a un equipo joven que hoy suman 22 años más.
En relación a veinte años atrás ¿disfruta hoy la palabra de un mayor poder transformador?
No, pero quizá tenga más fuerza en una época en que el mensaje político se ha anquilosado, en que ha crecido lo light y lo descafeinado en torno a nosotros, en que a veces la información se vuelve sólo ruido mediático. En ese sentido, la palabra de la literatura cobra fuerza, se vuelve poderosa, con ella se entra en profundidad en espacios aparentemente vedados.
Alguna vez escribió que «narramos desde la feroz y divertida rabia del que ha perdido el avión tantas veces y en tantos aeropuertos, que empieza a recobrar el sentido del viaje»... ¿Es imprescindible perder el vuelo para poder volar?
Lo malo de las metáforas es que cuesta mucho trabajo explicarlas. Intentaba decir que la acumulación de decepciones no impedía mantener el sentido del humor, o dicho de otra manera que, no hay derecho al desencanto si no se tiene previamente vivida la fase del encanto y aún así, el desencanto no debe comerte la posibilidad del re-encanto.
También dijo que «ni en un estado terminal de locura cambiaríamos nuestra condición de narradores latinoamericanos por la cuenta de banco de un bestselleroso americano o un estilista moderno europeo». ¿Sigue pensando que Latinoamérica es el último reducto de las pasiones?
Toda generalización es mentira, pero cuanto más leo más siento que en la literatura que se produce en América Latina en español hay mucho de vitalidad, que a veces extraño en otras letras y en otros países. Pero insisto, toda generalización es mentira.
¿Por qué cree que hay más interés en Latinoamérica por los autores españoles, que en el estado español por los autores latinoamericanos?
No lo creo. Creo, en general, que el interés de las editoriales, que no el de los lectores, está viviendo una fase absurda que rige un cartel que dice: «No estás de moda».
¿Cuáles son los rasgos que mejor diferencian y definen la manera de concebir la literatura en Latinoamérica y Europa?
De nuevo, generalizaciones producen mentiras. Conozco autores latinoamericanos que merecerían vivir en el más descafeinado Londres, y europeos a los que la vorágine de la ciudad de México les sienta de maravilla. Pero aún así, vuelvo a lo anterior. No hay duda que las presiones sociales en América Latina están encima del escritor, que hay menos cinismo o, al menos, no está de moda.