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Un mecánico vasco en un equipo norteamericano afincado en Girona y con una revelación inglesa

Bradley Wiggins es la revelación del Tour dentro de un Garmin especial. Es un equipo norteamericano, tiene su infraestructura en Girona, donde viven sus mejores corredores y el staff. El jefe de los mecánicos es de Legazpi y su estrella, un pistard inglés que sorprende en la alta montaña.

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Joseba ITURRIA

Ala hora de buscar un ciclista revelación en el Tour todos apuntan a Bradley Wiggins, un especialista de la pista -ha obtenido sobre ella seis medallas olímpicas, tres de oro, dos en Pekín 2008 en los 4.000 metros persecución individual y en persecución por equipos-, que parecía limitarse en la carretera a luchar por triunfos en prólogos. Este año, con su fichaje por Garmin, ha bajado siete kilos de peso y ha sido capaz de pasar los puertos con los mejores y aspira hoy en el Ventoux a luchar por una plaza en el podio final de París, para lo que debe remontar a Armstrong e impedir que Klöden y Frank Schleck le superen.

Garmin ya fue capaz de colocar a Vandevelde de manera sorprendente el pasado año quinto en la general final, cuarto tras la descalificación de Köhl. Todo un éxito para un equipo que nació hace pocos años de manera modesta impulsado por Jonathan Vaugthers y que en el 2008 dio un salto de calidad con la entrada de un patrocinador fuerte como Garmin, que promociona sus GPS hasta en los cascos de sus corredores. Es un equipo especial porque es norteamericano, pero su sede está en Girona, donde viven casi todos los corredores de su equipo del Tour. Allí tienen un almacén que sirve para acoger la infraestructura de un conjunto en el que hay un vasco. Iñaki Goiburu es jefe de los mecánicos del Garmin, se encarga de arreglar todas las bicicletas y tiene toda la confianza de Bradley Wiggins, único ciclista al que acompañó en la crono de Annecy.

En el pelotón por hacer un favor

Iñaki Goiburu es un legazpiarra que se proclamó campeón de Gipuzkoa juvenil contrarreloj y que corrió en aficionados en Ulma y Cafés Baqué. «Tuve un problema de espalda y lo tuve que dejar joven, a los 21 años. Me puse a estudiar, a trabajar en una fábrica y aterricé en este mundo para hacer un favor a un amigo hace cinco años y me gustó». Él y su hermano mayor Igor, -«del que aprendí mucho», se encargaban de montar y arreglar las bicicletas que utilizaban ellos y con ese conocimiento le pidieron el favor de cubrir algunas carreras en aficionados como mecánico, luego le llamó Orbea para hacer otras, después colaboró con Euskaltel y así le conoció Johnny Weltz, ex-Fagor que le propuso trabajar en el 2007 en la estructura modesta que ha derivado en el actual Garmin. Esta temporada ha sido nombrado jefe de mecánicos: «El año pasado había otro, pero no estaban contentos con él y, como les gustaba mi forma de trabajar, me eligieron».

El pasado año se fue a vivir a Girona. «Es un equipo norteamericano que tiene la base en Catalunya porque es un sitio bueno en Europa para ir a las carreras francesas, españolas e italianas. Han elegido Girona porque Armstrong fue allí en la época de US Postal y a raíz de eso muchos americanos aterrizaron en Girona, entre ellos Jonathan Vaugthers, que es el jefe del equipo. Está en Estados Unidos, pero tiene una casa en Girona, donde viven casi todos los corredores y el staff, directores, masajistas, mecánicos...». Goiburu sólo aguantó un año. Éste prefiere residir en Euskal Herria en los pocos días que le deja la competición: «Hago un montón de carreras y al final vives en ellas».

Está muy contento con la actuación de Bradley Wiggins, del que destaca que «tanto él como Millar son muy educados, muy correctos, son con los que mejor me relaciono y estoy contento con él. Antes de la etapa de Le Grand Bornand había más euforia en el equipo y todos nos veíamos un poco más adelante, pero Armstrong se aprovechó del trabajo de Bradley y lo dejó tirado. Vamos a ver qué pasa en el Mont Ventoux, pero haga lo que haga es una sorpresa agradable, es un punto muy positivo y de cara al año que viene será un corredor a tener en cuenta».

A la hora de explicar su metamorfosis comenta que «él era un especialista de la pista y era muy bueno. Pero este año se ha centrado en la carretera, ha perdido siete kilos y con eso y la fuerza que tiene está sorprendiendo a todos en este Tour y creo que va a ser un buen corredor para el futuro».

Gracias a él y a Vandevelde Garmin ha crecido: «Esta es la carrera más importante del mundo y en la fila de coches no hemos bajado del tercer puesto hasta la etapa de Le Grand Bornand, en la que estábamos segundos en la general por equipos. Después de ese día hemos pasado al sexto puesto y es que nos falta algún corredor más que ande bien en la alta montaña para ayudarles. El equipo ha crecido con la llegada de Garmin, pero sobre todo creces conforme llegan los resultados. Sólo llevamos cuatro o cinco victorias y una veintena de segundos puestos, pero estamos en la mejor carrera del mundo con mucha presencia y así crece un equipo».

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