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Raimundo Fitero

Para la exportación

Hay un programa que emite La Sexta en abierto y que se dedica a mostrarnos las grandes obras de ingeniería. Este pasado fin de semana dieron dos capítulos dedicados a Torre Espacio que es una de las nuevas torres que marca el skyline de Madrid, o dicho de otro modo, que reprendan hasta donde llegó el pelotazo de Florentino Pérez vendiendo la ciudad deportiva del Real Madrid. No sabría aportar las razones por las que siempre que me encuentro con este programa me quedo prendado, abducido, totalmente enganchado. Debe ser porque el ver cómo se construye un puente, un rascacielos o un metro suburbano forma parte de los misterios con los que uno convive, como si se tratase de asuntos sobrenaturales. La técnica aplicada, el control del milímetro, los materiales como expresión de un discurso y al fondo, los obreros, los trabajadores quienes convierten los sueños, los planos, los presupuestos en realidades tangibles, en edificios singulares.

El esquema de este programa se parece a muchos que las cadenas americanas realizan sobre viajes, gastronomía o cualquier otro sector. Un presentador implicado que es el conductor y narrador, que se inmiscuye en los trabajos, que se relaciona con los ingenieros, los arquitectos o con los encargados de las obras y hasta colabora en algunas tareas como obrero, que cuando se trata de ampliar explicaciones recurre a un sistema de cuadros informáticos en tres dimensiones muy oportuno que dota a toda la entrega de una valor didáctica y de difusión bastante más importante.

En este caso el interés se refería a la altura, a la manera de realizar la construcción, con experimentación en unas columnas inclinadas para darle al edifico una figura redondeada, a cómo subir hasta esas alturas el cemento armado, las pruebas con mezclas mucho más potentes y protegidas y varios detalles técnicos que cuesta aprehender en un visionado. Pero al presentador lo que le sorprendía era la manera de trabajar, el horario, los cortes a las diez de la mañana para el bocadillo, a las dos de la tarde para la opípara comida de dos horas de duración. Se veía cómo se manejaba una grúa a cientos de metros de altura fumando, como se comía panceta y se tiraba de bota de vino y cosas por el estilo. Una imagen para la exportación.

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