La hoja de julio todavía cuelga del calendario, pero la pretemporada ya ha acabado para el Athletic. Los rojiblancos se estrenan en competición oficial este mismo jueves y lo hacen con un nuevo intento de conquista de uno de sus amores no correspondidos.

Es la única vacante en las vitrinas del club, repletas de trofeos, copas, placas y reconocimientos de todo tipo, pero huérfanas de distinciones continentales. El tren de las alegrías europeas, de hecho, y exceptuando aquella final frente a la Juventus hace ya más de tres décadas, ni siquiera se ha aproximado a Bilbo.

Quizá por éso, la simple participación en competiciones internacionales es ya motivo de satisfacción para el club rojiblanco, más aún en unos años en los que ni siquiera ese convoy ha pasado por San Mamés. Tras tres décadas en las que la bolita del Athletic fue una de las habituales en el bombo, las veinte últimas temporadas se han saldado con apenas cinco participaciones en los torneos europeos. Aunque entre ellas se encuentran algunas de las más recordadas: bien porque por primera vez -y de momento última- se disputó la Champions League, hace ya once años; bien por la histórica goleada en Lieja (1-7) hace cinco temporadas.

Pero también por el batacazo que suspuso la última incursión de los bilbainos en territorio europeo. Apenas unos meses después de que el Austria cortase las alas desplegadas tras la eliminación del Standard, a José Luis Mendilibar le tocó estrenarse en el banquillo rojiblanco con la Intertoto, en la que Fernando Lamikiz había inscrito al equipo, pese a la opinión contraria del entonces técnico Ernesto Valverde. El resultado no pudo ser peor. El Athletic cayó por la mínima en Cluj ante un rival desconocido por estos lares, el Ecomax, y no fue capaz de mejorar el resultado en San Mamés, donde la eliminatoria acabó volando por penaltis. Un disgusto que, para más inri, se vio prolongado por el mal arranque liguero de los rojiblancos, que acabó con la destitución del zaldibartarra.

Similitudes y diferencias

El precedente tiene sus similitudes con el presente. Como entonces, el equipo sólo tiene un cartucho para acertar con la verdadera competición, en este caso la Europa League; también ahora se enfrenta a un rival de escaso cartel -por mucho que el Young Boys lidere ahora mismo la Liga suiza- y de nuevo lo hace tras unas vacaciones en versión reducida.

Los rojiblancos, sin embargo, no quieren tropezar en la misma piedra. Si entonces Mendilibar apostó por un equipo repleto de jugadores del filial, Caparrós se decantará esta vez por un once prácticamente de gala. Incluso podría contar con Javi Martínez, después de que el propio centrocampista navarro asegurase ayer encontrarse a diposición del técnico.

Y, por si las moscas, el discurso destaca ya el peligro del rival, bastante más rodado que el Athletic tras haber disputado tres jornadas de Liga, la importancia de la afición -«este equipo juega mejor cuando hay ambiente en la grada», recordaba Joseba Etxeberria- y la trascendencia de la cita. «Las balas son de verdad desde el principio porque hay que pasar estas dos eliminatorias», destaca el capitán.