Victoria Mendoza Psicoterapeuta
Presos políticos en una guerra sucia
La mayoría de presos políticos cumplen condenas injustamente por delitos inventados, cumplen penas máximas por delitos menores y cumplen más años de su condena a pesar de tener enfermedades
La orden de quitar fotos de presos políticos de diferentes puntos donde se exponen es sólo un agregado más a tácticas tan inútiles como absurdas, ya que para nada se resuelve ningún tipo de problemas.
En los últimos años se detiene a muchos jóvenes que en absoluto han cometido delito alguno y a personas que nunca en su vida han tocado un arma. Sin embargo, se les sentencia por delitos de terrorismo y colaboración con banda armada, sin que haya argumentos válidos ni justificables.
Es todo un proceso de pésimas tácticas. Los medios de comunicación del Estado español, incluidas emisoras de radio y canales de televisión española, ofrecen a lo largo de todo el año noticias y tertulias poco serias, comentarios con poco intelecto y argumento político e histórico acerca de lo que sucede en el País Vasco, etiquetan de «etarras», «violentos», «peligrosos...», «los más buscados...», «los cabecillas...» y todo lo que se les puede ocurrir llamarles. Llegan las detenciones, por lo general jóvenes muy jóvenes, con toda una vida por delante. Las detenciones son ruidosas, humillantes y agresivas, en la mayoría de los casos con «tortura», golpes, amenazas, vejaciones de todo tipo, incluida la incomunicación.
Luego se les someten a juicios kafkianos donde los testigos principales son policías que se contradicen entre sí o que tergiversan todos sus argumentos acusatorios; no hay pruebas, pero eso es lo de menos, no hay argumentos reales que justifiquen la detención, pero eso tampoco tiene importancia. Los juicios son todo un espectáculo que sobrepasan lo absurdo, y sale la sentencia, aun más absurda, descomunal e incoherente, se les encierra en cárceles más que inhumanas, cuidando de que se les pueda dispersar por la geografía española o francesa. Las peores cárceles, en pésimas condiciones, no hay médicos ni psicólogos, no hay consideración alguna, se les quita incluso el derecho a estudiar y se dificulta todo lo posible la comunicación con familiares, amigos y pareja, dandoles peor trato que a cualquier otro preso.
La mayoría de los presos políticos cumplen condenas injustamente por delitos inventados, cumplen penas máximas por delitos menores y cumplen más años de su condena a pesar de tener enfermedades y, muchos de ellos, ser enfermos de gravedad que han cumplido desde hace años el total de su condena.
Juicios y condenas interminables y con toda clase de artimañas en cárceles inhumanas con las peores condiciones, y si alguna vez tienen la suerte de salir hay más posibilidades de pisarles aun más, quitarles su casa o su propiedad, acosarlos, volverlos a detener por escribir, aplaudir, tomar una cervecita en la herriko o tal vez por hablar en euskera o respirar aire abertzale. Y si esto no funciona, la guerra sucia lo permite todo, como hacerlos desaparecer, secuestrarlos y seguramente también matarlos..., gracias a que en el Estado español estas atrocidades ni se publican, ni se comentan, ni se castigan.