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Ampliación de la Unión Europea

La UE lanza el preceso de adhesión de Islandia solicitando el informe previo a la Comisión

Cuando la crisis financiera y económica global reventó Islandia, muchas miradas volvieron a posarse en la Unión Europea, con quien la isla comparte estrechos lazos comerciales y políticos desde los noventa. Ahora, diez días después de que su Parlamento aprobara solicitar el ingreso en la UE y cuatro desde que su Gobierno formalizara la petición, la UE ha dado el primer paso para lanzar las negociaciones, solicitando el dictamen previo preceptivo a la Comisión Europea.

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GARA | BRUSELAS

Los ministros de Asuntos Exteriores de la Unión Europea acordaron ayer encargar a la Comisión Europea que empiece a preparar el informe con su opinión sobre la solicitud que presentó Islandia la semana pasada para negociar su entrada en la Unión Europea, según explicaron fuentes de la presidencia sueca de la UE tras el Consejo.

El informe de la Comisión es necesario para que los estados miembros puedan decidir posteriormente (por unanimidad) la apertura formal de negociaciones de adhesión.

El ministro sueco de Asuntos Exteriores y presidente de turno del Consejo de Ministros de la UE, Carl Bildt, dejó ayer claro a su entrada a la reunión de ministros de Exteriores que no habrá una «vía rápida» para la adhesión de Islandia en la Unión, pero admitió que, «obviamente», su proceso será más corto que el de otros candidatos porque el país nórdico ya forma parte del Espacio Económico Europeo y del espacio Schengen. Islandia, por su parte, espera ingresar en el plazo de tres años.

Bildt, no obstante, auguró «desafíos sustanciosos» en las negociaciones de adhesión futuras sobre política agrícola y, sobre todo, pesquera.

En este sentido, precisó que aunque los Veintisiete hayan encargado su informe a la Comisión para que se pronuncie sobre la solicitud de Islandia, «la apertura de negociaciones va a llegar algo de tiempo».

Fuentes diplomáticas europeas descartaron que la Comisión Europea presente dicho informe preceptivo hasta «después de las elecciones en Alemania», en alusión a los comicios federales del próximo 27 de setiembre.

Alemania ha expresado públicamente que no quiere hablar de nuevas ampliaciones hasta después de sus comicios federales por «una cuestión interna», mientras que el Gobierno francés, por su parte, tampoco quiere hablar de ello hasta que no entre en vigor el Tratado de Lisboa, lo cual, por otra parte, es una obviedad, puesto que las reglas del juego deben estar absolutamente definidas antes de abrir de nuevo la puerta.

Por su parte, Holanda ha expresado sus reservas a dar el visto bueno a la tramitación de la solicitud de Islandia hasta que no se aclare si estas irán de algún modo ligadas a las negociaciones con Croacia y Serbia.

El Gobierno holandés, además, junto con el británico, ha expresado que esperan que Islandia garantice los depósitos bancarios tanto de las entidades en territorio islandés como fuera de él, algo que afecta especialmente a ambos países.

Parece claro, en cualquier caso, que el informe de la Comisión podría estar listo el próximo mes de diciembre.

Respuesta de la Comisión

Para despejar posibles dudas, el comisario europeo de Ampliación, Olli Rehn, se comprometió a elaborar un informe «riguroso y objetivo» durante «el tiempo necesario», «sin atajos» y «con la misma metodología» que se aplica a cualquier otro aspirante. En rueda de prensa tras el Consejo de Asuntos Generales y Relaciones Exteriores en el que recibió el encargo, Rehn admitió que el proceso islandés probablemente «será más corto, pero no necesariamente más fácil» en comparación con otros potenciales aspirantes al club comunitario.

El comisario calculó que la pertenencia de Islandia al Espacio Económico Europeo y a la zona de libre circulación de Schengen cubre unos 22 de los 35 capítulos en los que se estructuran las negociaciones, aunque quedan fuera áreas como pesca y agricultura, que serán «focos muy importantes» en la negociación, dijo.

Islandia sigue en la lista de solicitudes a Albania, que comunicó este año su deseo de negociar la adhesión, y a Montenegro, que lo hizo el año pasado. De hecho, la UE trató ayer de enviar un mensaje de tranquilidad y de apoyo a la «perspectiva europea» de los Balcanes Occidentales, en una alusión directa, precisamente, a Albania. Y es que este país lleva desde abril esperando a que se solicite sobre ellos este informe preceptivo, mientras que en el caso islandés sólo han pasado cuatro días desde que presentaron formalmente entrar en la UE. La idea es que se dará este paso tan pronto se «complete el proceso electoral en el país», según las conclusiones del Consejo.

Entre las reacciones más curiosas y significativas tras el Consejo de ayer, figura la del secretario de Estado español para la UE, Diego López Garrido, quien colocó los focos sobre Serbia para reclamar que se acelere su acercamiento a la UE mediante «el desbloqueo del acuerdo interno» de asociación, cuya aplicación está bloqueada por Holanda, quien reclama que Belgrado entregue antes a sus últimos criminales de guerra al Tribunal Penal Internacional para la Antigua Yugoslavia.

El resto de la agenda

Pero esta primera reunión de los ministros de Exteriores de la UE bajo presidencia sueca no trató sólo sobre futuras ampliaciones. Por ejemplo, la UE extendió la presencia de algo más de trescientos observadores en Georgia durante otro año y decidió debatir el próximo otoño sobre la posibilidad de incluir personal de EEUU y otros países extracomunitarios.

Georgia quiere que EEUU y otros países sigan presentes en su territorio a través de la misión europea, una posibilidad que apoyan Alemania, Gran Bretaña y el Estado francés

En relación al «dossier irnaí», los Veintisiete anunciaron que presentarán un «mensaje de protesta enfático, fuerte y claro» (muy en la línea del típico lenguaje diplomático comunitario utilizado en estos casos) a las autoridades iraníes «por las violaciones de los derechos humanos cometidas desde las elecciones presidenciales de junio».

En la misma reunión, los ministros decidieron adoptar sanciones contra Corea del Norte en cumplimiento de una resolución de la ONU por las pruebas nucleares y de misiles balísticos efectuadas a finales de mayo.

Además, los Veintisiete pactaron medidas restrictivas adicionales, que incluyen una lista de prohibiciones a la exportación, un aumento de la vigilancia financiera y el refuerzo de las inspecciones de mercancías.

Por otra parte, los ministros acordaron incrementar su apoyo al gobierno de Somalia para impulsar la estabilización del país y atacar las causas de la piratería en aguas del Índico. A principios de agosto, una misión exploratoria analizará sobre el terreno los problemas políticos, económicos y de seguridad de Somalia para preparar medidas concretas por parte europea. Entre ellas, según explicaron ayer los ministros en las conclusiones de su reunión, figura la posibilidad de entrenar a fuerzas de seguridad somalíes y de incrementar la contribución a las capacidades marítimas en la región.

Además, la Unión Europea acordó ayer recuperar progresivamente su cooperación económica con la República de Guinea al considerar que está dando pasos hacia la recuperación del orden constitucional tras el golpe de Estado del 2008 y envió una clara señal de apoyo a Praga en el contencioso que mantiene con Canadá después de que este país decidiese volver a exigir visados a sus ciudadanos.

Los pescadores islandeses son una potencia europea

En Islandia viven 316.000 personas, y 5.000 son pescadores. En 2008 capturaron 1,3 millones de toneladas de pescado, lo que equivale a la cuarta parte de las capturas totales en la UE. La pesca reporta 550 millones de euros anuales, lo que el año pasado representó el 36,6% de las exportaciones de la isla. Es más que obvio que Islandia es una potencia de primer orden en este sector y que su desembarco en la Unión podría trastocar los planes de quienes a día de hoy se reparten poder, ayudas y cuotas en este ámbito.

El «factor islandés» llega, además, en un momento crítico, precisamente cuandos varios estados miembros (especialmente Dinamarca y Francia) critican la política de cuotas. Y se trata, como es bien sabido, de un sector muy sensible para Euskal Herria que, una vez más, quedará fuera de una negociación que podría afectarnos de lleno.

J. J.

 

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