La muerte en directo
Ines INTXAUSTI
Crítica de televisión
Hace unos días, Tele5 escondía un día más en riguroso directo (perdón por utilizar un término necesario para situaciones de máxima actualidad e interés general) terribles imágenes que estaban ocurriendo en el plató sin emitirlas porque se provocaron con antelación y sucedieron -obviamente- después. Es difícil de entender pero les cuento: en el programa Sálvame que yo vi en su totalidad, Pipi y Jimmy Giménez Arnau tenían una bronca monumental -siempre a favor del segundo, hasta ahí podríamos llegar, virgen tres veces- que por lo visto se resolvió una vez acabado el programa y mucho más atrás del display de títulos de crédito que, para mayor gloria e inri, no respeta ninguna de las cadenas hoy en día. La solución, sin embargo, la descubrimos al día siguiente gracias a los periódicos que se rasgaron las sayas -en verano las vestiduras brillan por su inexistencia- y nos contaron lo ocurrido. Por lo no visto, Pipi propinó una soberana paliza a Jimmy al que mandó inmediatamente a urgencias y ha sido operado estos últimos días. En la pelea intervinó el Gran Kikormano, que también aparece con un brazo vendado en el plató desde entonces. El asunto que les llevó a semejante situación es el siguiente: Jimmy llamó cornudo a Pipi. Y Pipi que, no solamente no sabe quién es sino que distorsiona la realidad a su ínfima medida, no lo pudo soportar. Pipi, please, o mejor dicho: pis Pipi... Este hombre, Estrada'tar Pipi, es un impresentable de lo más grande que ha aportado Tele5 a la programación desde hace mucho tiempo. Precisamente desde que, después de frecuentar a Terelu en su beneficio mediático, vendiera su intimidad (y honor) a Interviú para dársela en el morro, no ha parado de perpetrar y meterse basura en el cuerpo de su delito. Tuvo una hija con Lucía Lapiedra -maravillosa actriz porno de la altura de Siffredi y mal aconsejada como nadie- a quién consideró su pareja por el mismo hecho y ambos se lanzaron al proceloso mar interior de la televisión sin oxígeno y -sobre todo- sin sopesar lo que las extrañas circunstancias fueran a suponer para la extraña pareja. No he visto nada «semen jante»...