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Ines INTXAUSTI Crítica de televisión

Tormenta imperfecta

Parece que está aclarando el día final. En cuanto TVE comience a emitir sin publicidad y el efecto simétrico haga que inmediatamente el resto de cadenas comience a fagocitar y abusar de esa tarta cesante podremos decidir que en la pantalla empieza a amanecer. Hasta entonces Tele 5 bien podría encargar el telediario, la teletienda, los anuncios y la misa de los domingos a Jorge Javier Vazquez, ese peazo de animal catódico, ese fenómeno de la naturaleza, ese superhombre que día y noche, mañana y tarde nos habla y habla de las cosas más peregrinas como si el juicio final necesitara un fiscal más. Agosto, sin embargo, ha sido bastante representativo y ya podemos imaginar parte de la colección de la programación de otoño. Hemos asistido a una bronca barriobajera y canallesca, digna del peor de los burdeles, con final hospitalizado incluido, entre dos bueyes sagrados del periodismo: Jimmy Loguiso y Pipi Cacá, muy rentabilizadora para ambos e indigna para una audiencia cuya salud mental está en peligro.

Los tertulianos más recalcitrantes y los más peligrosos*, sin embargo, ya han empezado a pelar sus barbas, signo indiscutible de un cambio de sentido en la dirección de las plagas. Estos días se habla de la orientación sexual de Karmele Merchante. Hace un par de semanas en las que JJV (Jorge Javier Vazquez) abrió fuego indiscriminado e intermitente contra sus colaboradores (los mismos a los que de vez cuando amenaza: si no hablas no cobras); la mujercita catalana que se cree Elsa Maxwell dijo haber mantenido relaciones con hombres, mujeres, flores... y gallinas. A su vez Mila Ximénez confesaba que ahora es abstemia (antes no) y que llevaba 3 años sin haber probado bocado en tálamo. Amén de los demás que entre «¡cállate ya Kiko!», «eso es mentira», dijeron haber probado diferentes drogas, haber abortado, convivido en sectas... en fin.

Cosas normales para el resto de los humanos que ellos cuando se erigen en jueces, echan en cara a sus invitados hasta que éstos, previo cobro de un cheque suculento, confiesan sin problemas. La razón de ser de todo esto no es que la Merchante y los demás estén pensando en presentarse a las presidenciales y necesitan echar lastre para que sus enemigos no utilicen la munición de su pasado moral erróneamente. La razón no es otra más que el nuevo programa de Risto, que versará precisamente sobre ellos. Descubrir a los que día y noche se sientan en el plató juzgando a prójimos. Y claro, quién más quién menos le tiene a Risto más miedo que a un nublado.

*ver Lydia Lozano nulípara resucitando a la hija de Al Bano.

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