Como en innumerables puntos del mundo, también en Baiona se lanzó ayer «una alarma» dirigida a los dirigentes de los estados. Se les pide que en la cumbre que sobre las consecuencias del cambio climático se celebrará en diciembre en Copenhague «asuman sus responsabilidades» y «planteen soluciones justas, ambiciosas y exigentes contra el recalentamiento climático que está poniendo en peligro el planeta entero».

Una treintena de militantes del colectivo Bizi, ataviados con camisetas verdes, se concentró a las 12.18 (mes y día en que finalizará la cumbre) ante el ayuntamiento de la capital labortana con todo tipo de artilugios sonoros «para despertar con el estruendo a los adormecidos líderes del mundo».

Bizi está llevando a cabo diferentes iniciativas cara a la cumbre porque, según manifiestan, «hay prisa». La petición a los jefes de Estado y de Gobierno que hoy mismo se reúnen en Naciones Unidas para discutir sobre las medidas a adoptar en referencia al clima, y a los líderes del G20 que lo harán los días 24 y 25, es clara: «Que se pongan de acuerdo sobre la financiación de la lucha contra el cambio climático», reclaman.

«Estar a la altura»

Plantean que para cuando lleguen a la cumbre de Copenhague «estén a la altura de los retos históricos» y alcancen un «acuerdo justo para los países más pobres que aun no habiendo causado el cambio climático son los que más lo están padeciendo». El acuerdo debería ser, además, «ambicioso y prever medidas suficientes y eficaces para proteger el planeta y a todos sus habitantes».

Bizi y la ONG estadounidense Avaaz, que coordina «a ciudadanos de todo el mundo al objeto de llevar a cabo acciones de sensibilización», añaden un tercer elemento para ese acuerdo: que sea «exigente» y fije objetivos con cifras de modo que puedan ser «legalmente controlados».