Obama urge ante la ONU «una nueva era de compromiso y de diálogo»
En su primer discurso ante la Asamblea General de la ONU, el presidente estadounidense, Barack Obama, emplazó a los países a construir «una nueva era de compromiso y de diálogo» para afrontar retos como la reducción de los arsenales nucleares, el cambio climático, la paz y la crisis. En un tono muy diferente al de su predecesor, George W. Bush, defendió «el derecho de los pueblos a decidir» y subrayó que «la democracia no se puede imponer desde fuera».
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El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, apeló al diálogo, al «respeto mutuo» y a la cooperación entre «todas las naciones» para afrontar los retos a los que se enfrenta el mundo; «la no proliferación de las armas nucleares, la promoción de la paz y la seguridad, la conservación de nuestro planeta y una economía mundial que ofrezca igualdad de oportunidades para todos los pueblos».
En su primera intervención ante la Asamblea General de la ONU y en tono diferente al de su predecesor, George W. Bush, abogó por incrementar la cooperación entre los países para dar respuesta a estos desafíos.
Incidió en que «ha llegado el momento de que el mundo se mueva en una nueva dirección. Debemos abrazar una nueva era de diálogo basado en los intereses y el respeto mutuo».
Tras subrayar que su país ha entrado en una nueva era de multilateralismo, instó a cada país a asumir sus responsabilidades y a «no detenerse a esperar a que EEUU resuelva solo los problemas del mundo».
Obama también fue muy crítico con la ONU, a la que criticó por convertirse «a menudo en un foro para sembrar la discordia en vez de buscar puntos de acuerdo. Es más fácil venir aquí a acusar a otros que a resolver los problemas. Es el momento de que todos adoptemos la parte de responsabilidad que nos toca para dar una respuesta global a desafíos globales. Si somos honestos con nosotros mismos, debemos admitir que no estamos asumiendo esta responsabilidad», reiteró.
«La elección es nuestra. Podemos ser recordados como una generación que optó por prolongar las disputas del siglo XX en el siglo XXI o podemos ser una generación que se une para servir los intereses comunes de los seres humanos», añadió.
El mandatario estadounidense aseguró estar «comprometido con una diplomacia que abra un camino a una mayor prosperidad y una paz más segura», pero también advirtió a Irán y Corea del Norte de que «si ignoran los peligros de intensificar las carreras armamentísticas nucleares, deberán rendir cuentas y hacerse cargo de la consecuencia de sus actos».
Sobre la ocupación de los territorios palestinos, insistió en la necesidad de entablar un proceso de diálogo sin condiciones previas y propuso como solución la creación de dos estados independientes. «Sé que la búsqueda de una paz justa y duradera entre Israel, Palestina y el mundo árabe será difícil, pero todos nosotros debemos decidir si somos serios acerca de la paz o sólo hablamos de boca para afuera». Remarcó también que EEUU debe tanto apoyar la seguridad de Israel como exigir a ese país que respete los derechos y reclamaciones legítimas de los palestinos» y negó toda legitimidad a las colonias israelíes.
En un plano más general, consideró que «ninguna nación está obligada a aceptar la tiranía de otra nación o en su propio país. La democracia no se puede imponer desde fuera y los pueblos tienen derecho a decidir».
El líder libio Muamar al-Gadafi, el siguiente en intervenir tras Barack Obama, a quien llamó «nuestro hermano», arremetió duramente contra las potencias con poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU, a las que acusó de «traicionar los principios de la Carta de Naciones Unidas». En alusión a EEUU, Gran Bretaña, Rusia, China y el Estado francés, denunció que «estos países recurren a la guerra y disfrutan del poder de veto. Empezaron guerras que costaron la vida a millones de personas». En un discurso de cien minutos de duración, leyó en varias ocasiones una pequeña copia de la Carta de Naciones Unidas para remarcar que los principios de paz e igualdad entre naciones que promulga el preámbulo se «contradice» con el funcionamiento del organismo, al que calificó de «antidemocrático» por dejar las decisiones sobre seguridad y paz en manos del Consejo de Seguridad.
Resaltó la necesidad de transformar la arquitectura de los organismos multilaterales, a los que calificó de «hipócritas», por considerar que favorecen a los más poderosos en detrimento de los débiles. «¿Cómo nos podemos sentir felices si el poder está en manos de una decena de países?», se preguntó. Por ello, apostó por dar carácter vinculante a las resoluciones de la Asamblea General y trasladar a este foro los poderes del Consejo, que es el único órgano con la capacidad de autorizar el uso de la fuerza.
Asimismo, pidió que sean llevados ante los tribunales de justicia «quienes han cometido crímenes en masa contra los iraquíes» y que se abra una investigación sobre la guerra de Afganistán. GARA