Sanz tiene el guión, pero le fallan las cuentas
Ramón SOLA
La tormenta desatada por Miguel Sanz ha sorprendido porque no es la primera vez que CDN respalda reformas de la Ley del Euskara -irrelevantes, por cierto- sin que UPN se altere lo más mínimo. Sanz puede parecer hombre de impulsos, y seguramente lo es, pero hay datos para pensar que esta crisis de gobierno no es fruto de un calentón, sino que figura en el guión que tiene en su cabeza para este sprint final de su trayectoria política.
La secuencia es clara. La prioridad para Sanz consistía en dejar Nafarroa blindada con un pacto de Estado con el PSOE. Y para ello ofreció a Ferraz un caramelo: la ruptura del pacto con el PP. Dicho y hecho. Sanz contaba con que los votos que UPN perdería por la derecha los ganaría por el centro absorbiendo a CDN, una operación que desde hace años parece inminente pero nunca se acaba de cerrar.
La marcha de Juan Cruz Alli en marzo de 2008 parecía el último escollo quitado, pero su sucesor al frente de CDN, José Andrés Burguete, se ha demostrado más duro de roer que lo que Sanz creía. Lógico teniendo en cuenta que es el propio presidente del Gobierno quien infló artificialmente a CDN al darle dos consejerías por sólo dos parlamentarios. Y ya se sabe lo difícil que es renunciar a esas cosas...
A falta de curso y medio para acabar la legislatura, a Sanz le han entrado las prisas por consumar la OPA sobre CDN, que si no es por las buenas se impondrá por vía hostil. Y hay un dato que aumenta su desasosiego: según se ha filtrado, una encuesta interna para UPN prevé que en estos momentos el PP se llevaría siete de sus parlamentarios, demasiados para que a Sanz le salga bien la cuenta.
Vistos los antecedentes y la tenacidad del corellano, se puede apostar por que CDN tiene los días contados.