Desde la llegada del PSE al Gobierno de Lakua el pasado mes de mayo, cada comparecencia de alguno de sus consejeros o del propio lehendakari para hablar de la situación económica ha servido para trasladar a la opinión pública un panorama más pesimista que la anterior. Así ha sido, especialmente tras el periodo vacacional de verano, hasta el punto que el consejero de Economía y Hacienda aseguró ayer que «el sistema de servicios públicos corre peligro» a causa de la caída en la recaudación de las haciendas.

Carlos Aguirre intervino en el pleno del Parlamento de Gasteiz para responder a sendas interpelaciones del PP y de UPyD sobre los cambios en materia fiscal que se prevén en la CAV. El consejero recordó en su alocución que en los ocho primeros meses de 2009 la recaudación fiscal ha sido un 23,9% menor a la del ejercicio anterior, algo que, señaló, «no tiene precedentes», porque en la crisis de principios de los 90 la recaudación por impuestos no bajó. En este sentido, valoró que esta caída puede achacarse en gran parte a la crisis, pero también puede tener parte de «estructural».

«Recorte brutal» del gasto

Dicho esto, manifestó que para poder desarrollar cualquier tipo de iniciativas en el ámbito de la CAV, hay que tener en cuenta las medidas pueda aprobar hoy el Consejo de Ministros del Gobierno español, ya que «no podemos diferenciarnos mucho de otras políticas tributarias».

Siguiendo con la recaudación de las haciendas de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, el consejero autonómico afirmó que la «caída dramática» de la misma llevaría a un «recorte brutal en el gasto público si no se adoptan medidas». Por este motivo, defendió la necesidad de reorientar las políticas públicas, de acudir al endeudamiento, y de actuar sobre los ingresos.

Así, tras señalar que «a nadie le gusta subir los impuestos pero menos recortar prestaciones», dijo ver «muy razonables» los cambios en materia fiscal «de los que se está hablando», de cara a «equilibrar una cuenta que es bastante difícil de cuadrar de cara a 2010 y 2011».

Aguirre, en cualquier caso, y a pesar de la tantas veces citada caída recaudatoria, no se mostró favorable a reimplantar el Impuesto sobre el Patrimonio, ya que «hay muchas administraciones a la caza y captura de salarios buenos», aunque sí vio «razonable» incrementar el impuesto sobre las rentas del capital -se está hablando de dos puntos- porque esto no provocaría movimientos importantes de capitales.