Se cumplen ahora 25 años desde que naciera el diario mexicano «La Jornada», tiempo en el que el rotativo se ha convertido en un medio de referencia para quienes creen posible una información independiente y una opinión plural y crítica. Los cinco lustros recorridos no han sido precisamente un camino de rosas. Su honestidad para con la información y el compromiso con sus lectores le ha hecho acreedor de no pocos enemigos, entre los que se cuentan los círculos de poder sin faltar ninguno y las diferentes instancias gubernativas. Eso es, sin duda, síntoma inequívoco de que «La Jornada» cumple con rigor su principal cometido fundacional: «Dar voz a quienes no la tienen».

Menos por suerte que por desgracia, a las páginas del rotativo mexicano no les falta material en cada número que sale a la calle. Las clases populares mexicanas enfrentan en desigualdad de condiciones una lucha abierta contra la injusticia y la opresión, una pelea diaria que persigue una sociedad más justa y solidaria. Y en esos objetivos «La Jornada» ha demostrado ser un aliado muy valioso. Por su entrega, pero también por su calidad: sus redactores acumulan ya trece premios nacionales de periodismo y se han convertido en referente internacional no sólo en su país, sino en todo el continente. Un modelo a seguir. Felicidades.