Tienen ideología las cadenas de televisión? Matizo. ¿Es posible que en una cadena que emita veinticuatro horas diarias tenga una línea ideológica preponderante que impregne todo de esa idea de la organización de las personas en núcleos sociales? Matizo un poco más: ¿se puede clasificar a un programa como incompatible con la línea general de una cadena por la ideología que desprende? Son muchas preguntas cuyas respuestas requieren de bastante más espacio y argumentaciones más reposadas y con frases subordinadas que las que aquí caben, pero al ver la primera entrega de «El Aprendiz» en La Sexta, me pareció que su estética, su contenido, toda su formulación no correspondía, de entrada, con ninguna de las líneas significativas de su cuerpo programático.

Ahí está la prueba. Sus resultados de audiencia en un estreno son bastante significativos en cuanto a no estar ni de cerca en la media de la cadena. Y eso no es que sea preocupante, es que augura un futuro fatal, tanto como que lo cambiarán inmediatamente de día, se comprobará que lo que sucede es que es algo demasiado increíble, falso y que emana una idea del mundo muy liberal, muy neo-liberal, muy de competencia bestial, que recuerda a una obra de teatro de éxito, pero que en este formato televisivo no tiene ni enjundia, ni interés, ni conseguirá traspasar la barrera de las tres entregas. Esto lo aventuro porque en televisión, lo que está claro, es que no existen milagros. Existen errores y aciertos, pequeñas alteraciones. Pero nunca cambios rotundos en la tendencia de los gustos.

Insistimos en que este programa que presenta un empresario publicitario, Lluis Bassat, que fue candidato a presidente del Barça, alguien con gran prestigio profesional, no cuadra ideológicamente con los puntos fuertes de la cadena. Ir detrás de «El Intermedio» es una contradicción demasiado flagrante. Yo diría que se trata de un programa muy conservador, para cadenas con un target de audiencias mucho más pertenecientes a las clases acomodadas, que a los jóvenes con ganas de cachondeo que suelen ser los clientes habituales de La Sexta, o al menos hacia ellos va dirigida su programación central.