TRAS LA RUPTURA DEL GOBIERNO DE NAFARROA
Todos los partidos ven cálculo electoral en la ruptura de Sanz
Miguel Sanz anunciará hoy a primera hora de la mañana quiénes asumen las áreas de los dos consejeros de CDN cesados. El día después de la ruptura del gobierno bilateral, todos los partidos coincidieron en acusarle de romper el Ejecutivo para beneficiar a UPN. No obstante, el PSN confirmó que seguirá sosteniéndole, mientras la izquierda abertzale y Nafarroa Bai hablaban de la necesidad de «cambio político».
R.S. | IRUÑEA
No es habitual que todo el arco político se ponga de acuerdo en valorar cualquier cuestión, pero ayer desde el PP hasta la izquierda abertzale -pasando por PSN o Nafarroa Bai- coincidieron en que Miguel Sanz ha roto el Gobierno bilateral UPN-CDN para beneficiar a su partido de cara a las urnas. Las diferencias de valoración emergen después, a la hora de analizar cuál es el trasfondo de la jugada y qué corresponde hacer ahora.
El PSN es quien lo tiene más claro. Su secretario general, Roberto Jiménez, y la portavoz, María Chivite, confirmaron que «mantendremos la línea de responsabilidad y garantizaremos la estabilidad». En otras palabras, seguirán sosteniendo al Gobierno de UPN, ahora monocolor. Y todo pese a que Jiménez tiene tan claro como el resto que UPN echa a CDN «por cálculos electorales» y un objetivo final: «Acabar en la misma casa».
Por contra, desde las formaciones abertzales se observa un objetivo mucho más profundo, que es impedir el «cambio», una misma palabra aunque Nafarroa Bai y la izquierda abertzale no le den el mismo contenido al término. Desde la coalición, Patxi Zabaleta acusó a Sanz de «instrumentalizar el Gobierno en beneficio de UPN», y añadió que ve también la mano del PSN detrás de esta crisis, como «parcialmente inductor». Sea como sea, Nafarroa Bai se felicita porque considera que las sucesivas rupturas en el ámbito de la derecha navarra «amplían las posibilidades de sustanciar el cambio político que desea la mayo- ría social» de Nafarroa.
En este contexto, Zabaleta dijo que «el cambio en Navarra es necesario y tiene un motor, que es NaBai. Un cambio al que naturalmente convocamos a quienes estén por él, por un cambio progresista».
«El blindaje es debilidad»
Desde la izquierda abertzale se valoró la decisión de UPN como un blindaje que «denota debilidad». En una nota, habló también de la necesidad de «cambio político», pero precisando que esto «va mucho más allá de un simple cambio de gobierno, y eso UPN lo sabe. Conlleva libertad de pensamiento, igualdad de condiciones, respeto de los derechos civiles y políticos, respeto a la voluntad de la ciudadanía. Y eso es algo que la derecha regionalista, el Gobierno del Estado español y poderes fácticos como el Opus Dei no están dispuestos a permitir». Por ello, animó a la ciudadanía a trabajar en esta línea y aseguró que ese cambio es posible y que «debemos anteponer los intereses de la ciudadanía y de nuestro pueblo sobre la defensa de proyectos partidistas. Ese es el gran reto para los próximos meses».
La izquierda abertzale añade otros dos elementos de análisis tras esta ruptura. Entiende que en la derecha se están produciendo «desavenencias mayores que las que la ruptura UPN-PP podía proyectar en un primer momento» y dice también que de nuevo se prueba «la agresividad del espacio españolista ante cualquier percepción de avance de la identidad euskaldun. La posibilidad de ampliar la zona mixta, por mero maquillaje que resulte, resulta insostenible en el blindaje de Navarra».
Yolanda Barcina, líder de UPN, habló por fin ayer (la víspera, la ruptura no la anunció el partido sino el Gobierno). Barcina se atuvo al guión de Sanz, es decir, acusó a CDN de quebrar el pacto y perder su confianza.