La junta militar en el poder en Guinea-Conakry ha sido acusada de provocar una masacre como consecuencia de la represión de una manifestación de la oposición el lunes, que provocó 160 muertos, según denunciaron organizaciones no gubernamentales y testigos.

Se trata de una de las peores carnicerías cometidas en una sola jornada desde hace un cuarto de siglo en este país de África occidental, gobernado desde su independencia en 1958 por militares y donde el Ejército ha sido acusado regularmente de violar los derechos humanos.

«Hasta el momento hemos contabilizado 157 muertos y 1.253 heridos», indicó ayer a France Presse el presidente de la Organización Guineana de Defensa de los Derechos Humanos (OGDH), Thierno Maadjou Sow.

El balance podría aumentar, ya que numerosas fuentes han acusado a los militares de recoger cadáveres para ocultar el número real de fallecidos. Ayer fallecieron otros tres jóvenes en un barrio del extrarradio de Conakry.

La junta militar busca, de este modo, ocultar la amplitud de la masacre, afirmó la Unión de Fuerzas Republicanas (UFR, oposición), que destacó que los manifestantes fueron víctimas «de una emboscada y de un asesinato con premeditación» tras ser encerrados en el estadio 28 de Setiembre de Conakry.

Los manifestantes se habían congregado para rechazar la eventual candidatura en las elecciones presidenciales previstas para enero del jefe de la junta, el capitán Moussa Dadis Camara, que llegó al poder en diciembre tras un golpe de Estado.

«Los militares han violado mujeres, las han desnudado y les han disparado a su sexo», relató a la agencia France Presse Abdoulaye Bineta Diallo, testigo de los hechos.