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Una semana después del cierre de «la jungla», los inmigrantes vuelven a Calais

Christine BERTRAND-NIELSEN | CALAIS

Dispersados a lo largo de muelles, durmiendo bajo puentes o escondidos en los bosques, numerosos jóvenes inmigrantes afganos han vuelto a Calais, una semana después del desmantelamiento, muy mediático, de «la jungla», su antiguo campamento en el norte del Estado francés.

En un muelle, tres afganos evacuados el martes pasado de «la jungla» han situado su «domicilio» detrás de los arbustos, a dos pasos del Ayuntamiento. «La Policía nos dejó en Nimes [Occitania], a más de mil kilómetros de Calais y hemos tenido que volver en tren. Seguimos sin comprender el motivo», explican Yussuf, Asseb y Muramad, que dicen ser menores.

De vuelta a Calais al día siguiente de su detención, dicen que todas las noches intentan pasar a Inglaterra.

Desde su llegada hace dos meses, nunca han abandonado el sueño de Eldorado británico, a pesar del cansancio y del miedo a la Policía, que les acosa.

Dicen que están mucho más estresados que antes del desmantelamiento de «la jungla», un campamento improvisado que albergaba a cientos de inmigrantes que se habían instalado en una vasta zona industrial.

Un poco más lejos del muelle, un centenar de inmigrantes aguardan la hora de comer. Se reúnen por países (afganos, iraquíes, eritreos) para esperar la llegada de la camioneta de la asociación Belle Etoile (Bella Estrella).

Un niño iraquí de tres años también espera, sentado en una zanja junto a sus padres. Llegaron hace varios días.

«Vuelven progresivamente. Tienen miedo», explica Françoise Peenaert, de 61 años, voluntaria de Belle Etoile.

Toldos y comida

Consciente del «problema de alojamiento», esta asociación ha comprado toldos que ha comenzado a distribuir entre los inmigrantes mientras reparte la comida. La voluntaria les aconseja que «no se reagrupen demasiado, que permanezcan diseminados».

De 138 extranjeros mayores de edad en «situación irregular» que fueron enviados a centros de detención tras el desmantelamiento de «la jungla», 95 fueron ya liberados el lunes por la tarde, según la Cimade, la única asociación presente en estos centros. Por lo que se refiere a los 125 menores detenidos en la misma operación, 28 han abandonado los centros de acogida especializados del norte y el este del Estado francés a los que fueron enviados.

«El lunes vinieron unos cuarenta emigrantes, la mayoría afganos, a ducharse. Era el mismo número que venía antes de la evacuación del campamento pashtun», constata Maurice Collier, de Sécours Catholique.

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