Las recientes citas con las urnas en Europa y los movimientos postelectorales encaminados a conformar gobierno han confirmado definitivamente el alejamiento de los partidos socialdemócratas de su tradicional papel como referentes de la izquierda sociológica. Ha ocurrido en Portugal, donde el PS de José Sócrates, tras perder la mayoría absoluta en los comicios del domingo, ha dado la espalda a los partidos de izquierda apostando por gobernar en minoría apoyándose en el conservador CDS-PP. Los socialdemócratas lusos se niegan así a abandonar sus políticas neoliberales, lógica exigencia que habían puesto sobre la mesa el Bloco de Esquerda y el CDU, verdaderos exponentes de la ideología de izquierdas, para garantizar un gobierno estable.

Tampoco en Alemania el partido ganador de las elecciones ha logrado la mayoría absoluta. En este caso, los democristianos de la CDU han visto cumplido su sueño de gobernar con el apoyo de otro partido de derechas, el Partido Liberal de Alemania (FDP), y prescindir de la fórmula de colaboración con los socialdemócratas que había mantenido hasta ahora en la cancillería a Angela Merkel. Se cierra así un ciclo de fuertes recortes en los derechos sociales de los alemanes con la anuencia, cuando no directo protagonismo, de los teóricos progresistas de la SPD, que compartirá ahora una incómoda oposición con una izquierda real en ascenso y unos verdes fortalecidos. En Gran Bretaña, Gordon Brown trata de recuperar el apoyo en las filas de su propio partido de cara a la cita electoral del próximo mayo poniendo sobre la mesa medidas de aparente corte social. Sin embargo, parece olvidar que su partido ha sido, desde el Gobierno, firme avalista de las políticas neoliberales que están en la raíz de los graves problemas sociales del país.

En definitiva, mientras el nuevo mapa político europeo se escora a la derecha, los socialdemócratas siguen apostando por el neoliberalismo (en el Estado español, Zapatero subirá los impuestos indirectos) mientras la nueva izquierda cobra fuerza ocupando con decisión el espacio abandonado por la socialdemocracia.